jueves, 31 de enero de 2019

Lucero

"...nos amaremos en el cielo. Yo seré siempre el amante de tu brillo, mi lucero" 🎶 💕

Mi Lucero

Nunca viví un amor así
Nunca amé de esta manera
Nunca viví un amor así, de entregar el alma entera
De hecho nunca había amado, eres tú mi amor primero
Y te irás cuando me vaya, nos amaremos en el cielo
Yo seré siempre el amante, de tu brillo mi lucero
 
Mis ojos suelen confundir, lo real con lo soñado
Mis ojos estan acostumbrados a ilusiones, fantasias
Que jamás aceptarían que en mi vida sos real
Porque hiciste en el pensar, que era amor mágico, eterno
Y los angeles dorados no se vuelven realidad
 
Como puedo agradecer a mi Dios este milagro
De tenerte aquí a mi lado
Que seas dueña de mi tiempo
En este mundo, en esta vida
Y hasta que el sol me despida
Con mi ultimo aliento y antes de volverme eterno
Te diré que a nadie he amado como yo te amé lucero
 
Nunca viví un amor así, como el tuyo mi lucero
 

viernes, 25 de enero de 2019

Colibrí

Primer desayuno en #Salta, y un colibrí me vino a visitar en el árbol junto a la ventana...

"Cuando en un jardín aparece un colibrí, nos viene a contar que las almas de los que amamos están bien.
Nosotros lo llamamos Picaflor, muchos otros colibrís. En mi terraza solía aparecer y mi mamá gritaba ¡carta! ¡carta…! mi abuela decía ¡aviso…!! ¡aviso…! y mandaba urgente a preparar un vaso con agua y mucha azúcar , que según dicen es lo que le gusta tomar.
En medio de ese alboroto, siempre enamoradiza yo pensaba ¡Ahora lo voy a ver! Tal vez lo viera, tal vez no, pero ¿Quién puede parar esa “tormenta de sentires”?
Cuenta una leyenda guaraní, que la muerte no es el final de la vida, pues el hombre, al morir, abandona el cuerpo en la Tierra pero el alma continúa su existencia.
La leyenda dice que se desprende el alma y vuela a ocultarse en una flor a la espera de un mágico ser. Entonces, es cuando aparece el “mainimbú” (nombre guaraní del Colibrí) y recoge las almas desde las flores, para guiarlas amorosamente al Paraíso. Esta es la razón de que vuele de flor en flor.
Antiguamente se creía que el colibrí provenía de un país de hadas y quien tenga hoy el placer de contemplarlo, no estará lejos de opinar lo mismo.
El Colibrí habita en toda América pero especialmente en zonas tropicales. Hay distintas especies: el sunsún de Cuba no alcanza los 5 centímetros de longitud y es el pájaro más pequeño que se conoce.
El nido es diminuto como su dueño: tiene el tamaño de una nuez. Cuando vuela, sus alas vibran a una velocidad increíble y es imposible distinguirlas. Mientras absorbe el néctar parece como si su cuerpo se encontrara suspendido en el aire.
Si lo ven, pónganse contentos, porque se cuenta que cuando un picaflor o colibrí se acerca a una casa, es señal de que habrá gratas visitas y que un alma será amorosamente guiada al Paraíso."


jueves, 24 de enero de 2019

Madre de la Luz

Hace tiempo que venimos organizando el viaje a Salta. La fecha, en cambio, se terminó definiendo a último momento. Y finalmente salimos un 23/1 para volver, si todo se da de acuerdo a lo planeado, el 1/2 a la noche. En algún momento pensé que íbamos a volver el domingo 3, por lo que saber que llegamos el viernes me alegró al poder participar de la Fiesta de Ntra. Sra. de la Candelaria el 2/2 en Floresta. ¿Y por qué me alegró?.
Soy devoto de varias advocaciones de la Virgen María.Y más allá de explicaciones teológicas, sabiendo que es la misma, hay algunas que son más cercanas a mi corazón: Luján, Guadalupe e Itatí, principalmente. También Ntra. Sra. de la Salud y Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Por recuerdos valiosos y hermosos, la Virgen del Milagro. Y desde hace algunos años rezo cada día: “Madre del Pueblo. Rogá por Nosotros”. Pero con el pasar de los años fui descubriendo la presencia cada vez más importante en mi vida de Ntra. Sra. de la Candelaria.
En 1997, con Mary, siendo amigos, varios domingos a la noche íbamos caminando hasta La Candelaria para participar de la Misa y, al finalizar, volvíamos caminando. Lo hacíamos porque por allí vivía Vale, nuestra mejor amiga por entonces. Solíamos ser 4, con la presencia de Mauro, nuestro mejor amigo de aquellas épocas, y pareja de Vale a la vez.
En 1999, ya de novios, estando en 5to año, Mary fue catequista de preparación para la comunión en Candelaria. Creo que la invitó una compañera de curso, del Espíritu Santo. Lo cierto es que fue una experiencia muy linda que ella valoró mucho. Recuerdo haberla acompañado a misa muchas veces y, obviamente, el día de la Primera Comunión.
En agosto de 2010 hice mi primera suplencia de unos meses en la secundaria del Colegio de La Candelaria. Al año siguiente, 2011, trabajé otros tantos meses en la primaria. Durante 2012-2013 volví como Director de Estudios en nivel medio. En 2016 estuve la primera mitad del año en el Equipo de Orientación Escolar. Y en 2019 será mi quinta etapa, mi 5to regreso. Como un volver a casa, a uno de mis tantos hogares. Es que, como dice Tejada Gómez, “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”.
El 26 de junio de 2011 bautizamos a Nico en La Candelaria. Una de las razones fue “nuestro altar”. Ese que se encuentra al fondo, ni bien entras, mirando el altar mayor, a la izquierda, del lado del cole. Ese altar donde está Santa Lucía, San Damián y Ntra. Sra de San Nicolás. Nicolás Damián y Lucía, nuestros dos hijos, presentes. El altar que intento elegir cada vez que voy al templo.


En enero de 2013 nos fuimos a Andacollo, Neuquén, con la parroquia. Ir a misionar, algo que había marcado nuestra vida de fe cuando éramos novios, ahora se hacía realidad como familia. “Ir a misionar”, en realidad, fue un ir a compartir la vida y la fe, como comunidades hermanas.
El 2 de febrero de 2013, el entonces Cardenal Jorge Bergoglio presidió la Misa por la Fiesta de la Candelaria. Y en un momento único, inolvidable, Mary pasó para la bendición de Lu y Nico. Y quien un mes después sería el Papa Francisco, les impuso las manos. Años más tarde, el P. Julio, quién estuvo en la Parroquia todos estos años de los que vengo dando cuentas, y que en estos últimos años se convirtió en mi acompañante espiritual (y más), me hizo llegar una foto de ese momento, sacada vaya a saber uno por quién. La vio y me la mandó.

Y durante este tiempo seguimos participando, como familia, de las Fiestas de La Candelaria y también de San Cosme y San Damián. Y también, algunos años, Miércoles de Ceniza, Semana Santa, Pascua, Navidad y Año Nuevo. En algunas ocasiones, para la Fiesta de la Sagrada Familia. Pero nunca tan intensamente como la última, el domingo 30 de diciembre de 2018, pasando los tres, ya sin Mary físicamente entre nosotros, a llevar las ofrendas. “Una espada te atravesará el corazón”, le dijo el viejo Simeón a María.
Nuestra Señora de la Candelaria es la Madre de la Luz. Elena y Lucía, los nombres de las mujeres más importantes de mi vida, etimológicamente remiten a “la luz”. “Ahora Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo habías prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: LUZ para alumbrar a las naciones y gloria de tu Pueblo”.
Y algo más. Cuando les conté a Lu y Nico que volvía a La Cande, me dijeron: “¡buenísimo! Vamos a volver a ver seguido a Fer, Sil, Cami y Rochi”. Porque la vida compartida con gente querida siempre es más linda...
Y ya en el viaje, camino a Salta, me llegó un mensaje de Sil recordándome que empezaba la novena el 24, y con los horarios de misa. Mi respuesta fue la foto del librito con la novena, y la ruta de fondo. Es que hacia fin de año, guardando cosas de Mary, encontré en una cajita con recuerdos ese librito. Y lo dejé en mi mesita de luz, para tenerlo a mano cuando empiece la novena. Antes de salir, sabiendo que del 24/1 al 1/2 iba a estar en Salta, lo guardé en la mochila. Y hoy, jueves, empecé la novena: “Madre buena de la Luz, tomanos de la mano, iluminá nuestro camino, mostranos a Jesús”. Amén.

miércoles, 23 de enero de 2019

Salta

En Septiembre de 2002 viajamos juntos, como novios, a Salta. Allí me enamoraste de esa provincia que vos ya conocías de haber ido un par de años antes con tu tío...
Recuerdo que soñamos irnos a vivir ahí. Sueño que, al tiempo, dejamos de lado por pensar en nuestros hijos.
Nunca volvimos juntos. Y ahora, a poco más de 5 meses de tu partida, vamos con Lu y Nico para allá.
De aquel viaje recuerdo muchos lindos momentos compartidos. Si bien pasamos por la Capital, elegimos ir a vivir la Fiesta del Milagro al lugar original, no al turístico, al menos masivo pero más popular. Fuimos a Piquete de Hanta. Fue toda una travesía llegar a ese lugar, pero valió la pena. Durante mucho tiempo hablamos de aquella experiencia como un encontrarnos con Dios en los hermanos más pobres de nuestro país. En aquel entonces habíamos ido a vivir esa fiesta de la religiosidad popular con mi tío...
Hoy, vamos otra vez a lo de mi tío. También van algunos de mis hermanos, cuñados tuyos. Acompañanos... Cada noche, al mirar aquel cielo estrellado, sabré que estarás ahí, con nosotros.



martes, 22 de enero de 2019

Amar y Sufrir

Tengo una certeza: amar es sufrir pero no amar es morir. Ciertamente que amar también,y principalmente, nos hace felices. Pero no todo es un camino de rosas. O sí, pero con todas y cada una de sus espinas...
¿Pero qué extraño vínculo hay entre amor, felicidad, sufrimiento y dolor? Cleve Staples Lewis, el afamado escritor inglés, dice que el dolor de mañana es el precio que hay que pagar por la felicidad de hoy. Por ejemplo, uno sufre cuando muere un ser querido porque junto a él era feliz. Se refiere, más que nada, a una pérdida. “El dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces, ese es el trato”, escribió. "Nadie nos advirtió que extrañar es el costo que tienen los buenos momentos", agregó años después Mario Benedetti.
Otras veces, el sufrimiento es por un amor no correspondido. Uno busca pero no encuentra. No hay pérdida alguna. El enamorado que, a su vez, desea ser amado infructuosamente. Aunque, llegado, el caso, si en un futuro ese amor se concreta produce una relectura del pasado que da sentido al dolor. Francisco Bernárdez lo pinta a la perfección en su Soneto:

Si para recobrar lo recobrado
Debí perder primero lo perdido.
Si para conseguir lo conseguido
Tuve que soportar lo soportado.

Si para estar ahora enamorado
Fue menester haber estado herido.
Tengo por bien sufrido lo sufrido,
Tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
Que no se goza bien de lo gozado
Sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
Que lo que el árbol tiene de florido
Vive de lo que tiene sepultado.

Hago aquí un breve paréntesis para afirmar que la vida es espera. El encontrar, o no, lo que se busca da sentido a la búsqueda. El que llegue, o no, lo esperado da sentido a la espera. El futuro resignifica el pasado. Si llega lo esperado fue una espera fructífera; si no llega es una decepción. Ahora, algunos exageran esta postura y piensan que si el placer es la búsqueda y no la obtención, hay que prolongar la búsqueda. Se saborea esta espera y se llega a pensar que es mejor que el encontrar lo que tanto se busca. “Dime que no”, diría Arjona.
Pero si vamos a citar cantautores, vayamos elevando el nivel. "Amar aunque te duela siempre es bueno", canta Diego Torres. “Y qué? Si el amarte me cuesta la vida... ¿Y qué? Si te amo y arriesgo mi vida”, agrega Axel. Y, para cerrar, el gran Abel:“no confundo estar solo con estar sin vos porque estar sin vos es peor... que estar solo”.
“El que se arriesga a amar, se compromete a sufrir. Pero sufrir por amor vale la pena”, suele decir Mamerto Menapace. Una pareja que se casa sabe que, muy probablemente, llegue el momento en que uno de los dos sobreviva al otro. Y si esa pareja fue feliz en su vida juntos, esa partida, esa separación, será motivo de dolor para el que quede por estas tierras. “Por supuesto que te haré daño. Por supuesto que me harás daño. Por supuestos que nos haremos daño el uno al otro. Pero esta es la cuestión misma de la existencia. Para llegar a ser primavera, significa aceptar el riesgo del invierno. Para llegar a ser presencia, significa aceptar el riesgo de la ausencia”, afirma Antoine Saint Exupery en El Principito.
Escribió Léon Bloy: “El hombre tiene lugares en su corazón que todavía no existen, y para que puedan existir entra en ellos el dolor”. Y ese dolor nos amplía la capacidad de amar. Por eso, a veces, “no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido”. Y, muchas veces, podemos amar más cuando los que amamos ya no están con nosotros...
“¿Por qué el amor cuando lo pierdes duele tanto? Ya no tengo respuestas, sólo tengo la vida que he vivido.”, dice también Lewis. Y es así. Ante el misterio del dolor, sólo nos queda abrirnos a la vida, al amor y a la felicidad...

Sufrí y sufro mucho por amor. Sufrí por el no estar con Mary todavía, en su momento, entre agosto del 97 y febrero del 98. Y sufro por el ya no estar físicamente con ella, ahora. Pero valió la pena, y lo sigue valiendo. También duele, y mucho les aseguro, ver crecer a mis hijos sin su madre. Y tal vez lo que más me duela, en lo personal, es no poder envejecer juntos, tal como siempre soñamos, tal como tantas veces lo charlamos y deseamos. Pero cuando nos encontremos en el Cielo, volveré a recitar el Soneto de Bernárdez. Mientras, rezo cada día una oración que conocí un 14 de agosto de 1997, exactamente 21 años antes de la partida de Mary. Una oración que pegué en mi agenda del 98, también un 14 de agosto. Una oración que recordé de inmediato el 14 de agosto de 2018, y me sigue acompañando...

No llores si me amas…
¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!
¡Si pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
¡Si por un instante pudieras contemplar, como yo,
la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
¡Cómo! ¿Tú me has visto, me has amado en el país de las sombras
y no te resignas a verme y amarme en el país de las inmutables realidades?
Créeme; cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido la mía,
ese día volverás a ver a aquella que te amaba y que siempre te ama,
y encontrarás tu corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volverás a verme, pero transfigurada,
extática y feliz, no ya esperando la muerte,
sino avanzando contigo,
que me llevarás de la mano por los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo con embriaguez a los pies de Dios
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga tu llanto y no llores si me amas…
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La muerte no es nada.
No he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo.
Tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacía reír juntos.
Reza, sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿sólo porque estoy fuera de tu vista?
No estoy lejos… tan solo a la vuelta del camino.
Lo ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón, volverás a encontrar su ternura acendrada.
Enjuga tus lágrimas y no llores si me amas.
Con todo mi cariño, con toda tu alegría. 


 

lunes, 21 de enero de 2019

Mirándome...

Mirándome, hace exactamente (y apenas) un año... 👀💕 — con María Elena Chaves.

Te veré en el otro lado del Jordán

Los lobos miran hacia la luna,
y el océano hacia el cielo.
Te he visto toda mi vida...
Ahora tengo que decir adiós.

Pero, decir que te he perdido,
es una cosa egoísta de decir.
Nunca he visto nada tan hermoso
como verte deslizarte lejos.

Prefiero verte partir en los brazos de tus ángeles,
que mantenerte aquí conmigo.
Te veré en el otro lado del Jordán,
ahora deja a tu alma ir libre...

Lo hiciste todo con sentimiento,
y al fracaso, lo tomaste con gracia,
Tú dijiste: "la tercera estrella hacia la derecha,
y de frente hacia la mañana.
Cuando me necesites,
sabes que es ahí donde voy a estar"

Ahora, el resto de mi vida sin ti,
en este momento es difícil de imaginar.
Tú dijiste: "no llores por mí ahora,
tienes que recordar que
no hay muerte para aquellos que creen"

Prefiero verte partir en los brazos de tus ángeles,
que mantenerte aquí conmigo.
Te veré en el otro lado del Jordán,
ahora deja a tu alma ir libre... 

Ver y Escuchar "Jordan" de Rival Sons

sábado, 19 de enero de 2019

De fechas y señales

"Y estas señales acompañarán a los que creen..."

El 24/12, en vísperas de Navidad, escribí un posteo titulado: "La Fe es dadora de sentido". Allí contaba lo siguiente: "Lunes 24/12, por la tarde. Tenía ganas de alguna lectura más espiritual. Iba a comenzar a buscar y recordé otro de los libros que estaba en esa mesita. Era el libro que Mary estaba leyendo y que nunca terminó. En su momento me llamó mucho la atención el título: “Camino a casa. Un viaje espiritual”. A dos semanas de su partida subí la foto del libro a instagram y puse: “El libro que estaba leyendo Mary antes de partir... No lo terminó, pero pudo vivirlo.”."
Hoy, 19 de enero, casi un mes después, terminé de leer aquel libro.
Y en aquel escrito, narraba que "recuperando el comienzo de este escrito sobre la fe y el sentido, le pedí a Mary, especialmente en esta Navidad, que siga con sus “guiños y señales que me sostienen en la fe y la esperanza”. Ya van muchos guiños y muchas señales, que en su mayoría ni siquiera aparecen en este “Diario de Alguien que Espera”, pero ayudan a seguir sintiéndola viva, cercana y presente entre nosotros.

Fue así que comencé a leer el libro. Es un diario, también, como el que yo estoy escribiendo ahora. Pero se me aceleraron los latidos del corazón cuando ví en qué fecha empezaba: 13 de agosto...

Y recordé cómo empezó este diario. Fue a partir de otro diario, de Ella, que comenzaba un 15 de agosto.


13/8: última vez que hablamos, antes de que se quede dormida para siempre.

15/8: primer día sin Ella físicamente entre nosotros.


Leí las primeras páginas del libro, hasta llegar al 15/8. Y ahí fuí a releer mi posteo titulado “Diario de Alguien que Espera con FE”. Allí había escrito lo siguiente: “De inmediato fui a mediados de agosto y me encontré con que el 15/8 habías escrito, en lápiz, de puño y letra, “(comienzo)”. Evidentemente marcaba el comienzo de tu lectura. Pensé que se refería solamente al comienzo de aquella lectura para el “Diario de alguien que espera”. Después, no nos adelantemos mucho, comprendí que era el comienzo en cuanto que leías ese libro por primera vez un 15/8. Hoy creo que esa palabra, “comienzo”, tiene múltiples significados para vos, para mí, para nuestros hijos... ”. Ahora veo que el primer capítulo de “Camino a Casa. Un viaje espiritual” es directamente el diario que inicia un 13/8 con el siguiente título: “Un nuevo comienzo”."
Quizás nunca conté, al menos en detalle, lo central en nuestras vidas que fueron siempre los días de mediados de agosto.
14 de agosto de 1997: fallece mi abuelo Antonio de cáncer. Uno de los días más dolorosos de mi vida, seguramente por mi edad y el vínculo que había entre nosotros. En aquel entonces jamás imaginé que, 21 años después, también un 14 de agosto se convertiría en el día más doloroso de mi vida cuando Mary, mi amiga, novia, esposa, madre, amante y fiel compañera parta de este mundo también por culpa del maldito cáncer.
15 de agosto de 1997: esa mañana fue el entierro. Por la noche, y con el corazón dolorido, fui a la reunión de JuvenCor. Estuve en el mismo grupo con Mary. El tema era cuándo recurríamos a Dios. Justo venía de la muerte de mi abuelo por lo que el tema me llegó mucho. Ella, que hacía apenas una semana me había pedido que la acompañe después de las reuniones a su casa, metió la pata con un cartel que leyó en la fábrica de pastas de mi familia y tenía que ver con la muerte de mi abuelo. Cuando finalizó la reunión nos fuimos a cenar a la casa de uno de los pibes. Al finalizar nos volvimos caminando en grupo. Al dejar a mi mejor amigo en su casa, anteúltima parada del recorrido, quedamos solamente Ella y yo. Entonces, haciendo gala de caballero, la tomé del brazo para llegar caminando hasta su casa. Nunca la había visto con otros ojos hasta ese momento. Me sentía en las nubes. Caminaba como si fuese por el aire. Creo que Ella me iba hablando sobre algún tema de bueyes perdidos. No me importó. No podía escucharla. Ese día era la primera vez que llegaba tan tarde a mi casa y encima enamorado.
15 de agosto de 1998: si bien estábamos por cumplir 6 meses de novios, decidimos con Mary festejar nuestro primer aniversario de amistad. Y de ahí en más, todos los años, celebramos nuestra amistad cada 15 de agosto. Aquel día, recuerdo, fuimos a la Plaza San Pedro a tomar unos mates. Escribimos en unas hojas todo lo vivido juntos hasta ese día y nos hicimos algunas promesas vinculadas a nuestra pareja y nuestra futura familia. Y lo enterramos bajo un árbol, nuestro árbol, cuya ubicación sigue siendo algo nuestro y un secreto bien guardado que nadie conoce. ¿Quieren saber cuál es? Olvídense...
Cuando el 13 de agosto Mary dormía plácidamente, en un coma profundo, intuí que la fecha de su partida sería 14 o 15 de agosto. Siempre dijimos que mi abuelo Antonio, con su partida del 14/8, nos había hecho gancho para que el 15/8 empecemos a ser amigos. Y realmente lo creíamos. Ahora le tocaba a Mary su partida y un nuevo comienzo para todos era inminente.

Hoy, luego de una interesante y fructífera lectura que tuvo mucho que ver en mi nueva etapa dentro del proceso del duelo, llego al final del libro. Y la última fecha es 8 de julio. Un 8 de julio de 2004 nos casamos por civil y la jornada siguiente (9/7) sería uno de los días más felices de nuestras vidas: nos dimos ese sí eterno ante la familia, los amigos y, principalmente, ante Dios. El título, ese último título, es "Cuando la tristeza y la alegría son una sola". Y no hay mejor síntesis que esa. En aquel "Diario de Alguien que Espera", del que nace este blog, que Mary me escribió ante una de mis partidas, ¿casualmente? un 15 de agosto de 2002, Ella decía lo siguiente: "al saber que se iba me entristecí un poco porque no iba a tenerlo, pero ahora al saber que para él es lo mejor me alegro con él y por él". Tristeza y Alegría. Pero hay más. Lu, como símbolo que la represente en su bandera de egresados, eligió las máscaras de la Comedia y la Tragedia. Y Nico, en un dibujo libre con su psicóloga, dibujó un rostro cuya boca eran dos mitades, una sonreía y la otra estaba triste. Y yo, como para graficar mi estado de ánimo hace exactamente un mes, encontré una imagen de la pelicula "Intensamente" donde Alegría le daba a Tristeza una flor que estaba naciendo. Tristeza y Alegría. Tristeza por su partida, porque ya no está físicamente con nosotros, pero Alegría por su Felicidad en Dios, porque nos seguimos amando y, de una manera novedosa, seguimos compartiendo la Vida.
Y en ese último escrito del diario de Nouwen, dice:
"A las siete de la tarde, celebré la Eucaristía... Ella estaba sentada... estaban alrededor de Ella". Es casi la descripción de lo que vivimos en casa aquel domingo 12 de agosto.
"Me sentí inmensamente agradecido... simplemente lloraba por mí... Cuando miré sus ojos mientras nos abrazábamos, sentí una comunión que hería en lo más vivo. Sentí tristeza y alegría a la vez... experimentaban profundamente el sentimiento de dolor y de alegría".
 "Quería que Ella sintiese que, aunque algo estaba terminando, algo también persistiría".
"Hemos celebrado la eucaristía juntos... muchas veces desde ese día. Se ha formado un vínculo, un vínculo que perdurará, un vínculo que también hace que esta despedida sea muy difícil... daba un poco de alivio al dolor. Ella no dejaba de decirme: No va a ser fácil, pero te va a ir bien. Estaba contento que mi partida fuese, en realidad, hacia el lugar a donde ella más quería que fuese. Mientras nos abrazamos, sentí una profunda gratitud por el hogar que Ella me brindó y la gran alegría de que, en ese hogar, haya podido escuchar, tan claramente, el llamado de Jesús a seguirlo a un nuevo lugar".
Pero terminado el Diario, no terminó el libro. Hay un epílogo. Porque lo que parece el final, no es el final. Hay algo más. Allí nombra que, en agosto, en su nuevo lugar, lo primero que le pidieron fue cuidar a Adam. Esa relación daría como fruto otro libro que ocupa un lugar muy importante en la historia de nuestra vida con Mary, y que ya comenté en otro escrito. Y, como para ir cerrando el libro, cuenta tres promesas que hizo: 1) rezar más 2) conocer mejor a su comunidad 3) seguir escribiendo. Y en eso estoy...
El último párrafo de "Camino a Casa. Un viaje espiritual" dice así: "Esto me lleva al final de mi diario... Cada vez es más claro para mí que Jesús me guió a donde nunca quise ir, me sostuvo cuando me sentí perdido en la oscuridad de la noche, y que me guiará hacia el día que ya no es seguido por otra noche. Mientras viajo con Jesús, Él sigue recordándome que el corazón de Dios es, en verdad, infinitamente más grande que el mío".

El camino de los vínculos afectivos

El duelo no es sólo tomar conciencia de lo que se ha perdido, sino una invitación a ser agradecidos por lo que nos ha quedado. Para la mayor parte de la personas, la familia y sus componentes (es decir padres, hermanos/as, cónyuges, hijos, nietos) representan el núcleo vital de referencia en la elaboración del duelo..
Es claro que cada uno crece en una familia diferente: algunas son familias numerosas, otras bien pequeñas, en algunas se respira un aire sano y de cercanía entre sus miembros, en otras prevalece la frialdad y la distancia interpersonal, algunas son comunicativas y abiertas a la sociedad, otras tienden a cerrarse y aislarse.
El clima familiar favorece o impide el proceso de recuperación de las experiencias dolorosas.
Además de la familia cada uno tiene la oportunidad de apoyarse en amigos y confidentes, que son a menudo personas no condicionadas de la dinámica familiar y son más libres para sintonizar con las necesidades del interlocutor. El poder contar con amigos facilita la expresión de pensamientos y sentimientos permitiendo espacios y tiempos de recuperación y relax.
Un tercer horizonte de apoyo está caracterizado por el apoyo recibido de algún colega del trabajo o de los componentes de un grupo, comunidad o asociación de pertenencia.
A veces las situaciones dolorosas favorecen encuentros imprevistos que llevan a nuevas relaciones afectivas, que atenúan la soledad y abren nuevas puertas para el mañana.
P. Arnaldo Pangrazzi.

PARA REFLEXIONAR...
Nos encontraremos en la eternidad....?
Sí.
El amor nos va a reconocer y a encontrar.

viernes, 18 de enero de 2019

El desapego, el a-Dios...

QUÉ DIFICIL ES EL DESAPEGO...

Hacer el Duelo… elaborar el Duelo… es trabajar el propio sufrimiento.
¿Qué hacer con nuestro sufrimiento? No podemos quedarnos en el sufrimiento, ni siquiera podemos hacernos victimas del sufrimiento. No podemos ni acercar ni permitir que el sufrimiento nos machaque, nos destroce, nos desestructure… incluso que rasgue nuestro núcleo familiar.
Tenemos que hacernos dueños de nuestro sufrimiento… tenemos que elaborar el sufrimiento… ¡Eso es el Duelo!
O yo domino al sufrimiento o el sufrimiento me domina a mí. Y sufrimos por varias causas… unas son pérdidas, pérdidas de todo tipo, culturales, emocionales, de bienes. Tenemos también sufrimiento por omisión, aquello que quisimos ser, tener y hacer… y no hemos podido… Tenemos también, el alejamiento de seres queridos en nuestra vida. Amigos de muchos años, matrimonios que se rompen, el divorcio, familias que se separan, familias que rompen sus lazos sanguíneos. Y finalmente…la gran causa del sufrimiento… ¡la muerte de seres queridos!
Y en todo esto hay un punto importante ¿Qué hago con mi persona ante el sufrimiento? Y por eso ya tenemos que tener una luz, una iluminación, una sabiduría. El sufrimiento no está ni arriba ni abajo, ni delante ni detrás de mí, no está en los demás. ¡El Sufrimiento no está en Dios… el Sufrimiento soy Yo!
Trabajar el sufrimiento es trabajar mi persona… ¿Qué hago con mi persona en el sufrimiento? Por eso puedo hacer muchas preguntas a Dios, a los demás, a la sociedad. Son preguntas que tal vez no tengan respuesta. En el sufrimiento me tengo que preguntar a mi mismo… ¿Cómo soy? ¿Qué soy? ¿Qué hago con mi sufrimiento?...
Voy a permitir que me destrocen, voy a permitir que me desestructure, voy a decir que nunca más voy a ser feliz. Voy a recrear un nuevo proyecto o me voy a morir con mis perdidas… con mis muertos.
Por eso… en la elaboración del Duelo, hay un aspecto fundamental que es… ¡El Desapego!
Nadie puede elaborar sus pérdidas de la muerte de sus seres queridos sin un sano Desapego. Y… ¿Qué es el Desapego? … Des – a – pego… ¿Qué es… dejar de querer? Murió mi ser querido… ¿Tengo que dejarlo de querer… para sanar?
Porque a veces escuchamos… “… no pienses tanto en ellos, no los recuerdes, porque vas a sufrir más…” ¡No! En el Duelo no es cuestión dejar de pensar en un ser querido que falleció… hay que empezar a pensar y a recordar sanamente, con aceptación, con madurez emocional-mental-valorica y espiritual. Hay que saber ubicar a nuestros seres queridos en Dios… hay que empezar a vivir la Resurrección de nuestros seres queridos y nuestra propia Resurrección en Cristo.
Hay que saber también… precisar cuál es nuestra actitud y saber decir ¡Adiós!... Quien no sabe vivir y encarnar un Adiós… nunca sanara ni sus pérdidas ni la muerte de sus seres queridos.
Por eso… reitero… ¿Tengo que dejar de pensar en mis seres queridos para sanar? ¡No!. Usted tiene que pensar, pero pensar con esa luz interior, con esta prudencia, con esta sabiduría.
Tengo que dejar de hablar… ¡No hables tanto! Porque si no hablas tanto y si no lo traes a tu mente no vas a sufrir… ¡No! … ¡Hable, desahóguese… pero hable con una luz interior que le permita decir Adiós… usted no está preparado para morirse con sus seres queridos. Usted está para estar y para vivir la Resurrección de sus seres queridos.
Por eso… usted no ha perdido a sus seres queridos. Sabemos muy bien donde están y con quien están. Por eso, sus seres queridos no son un recuerdo. Su ser querido no está en su muerte, no está en su recuerdo, ¡él está en Dios!
Su ser querido no es un pasado… ¡Nooo!... su ser querido esta por delante. Su ser querido no está abajo en el Cementerio.
Jesús no dijo “…Yo soy el Cementerio…”… Jesús dijo: “…Yo soy la Resurrección…”
Su ser querido esta ¡por delante de usted… en Dios… y en la Resurrección!
Por eso, es importante esto… DES – A – PEGO… saber decir ¡ADIOS!
Y el Desapego, quiere decir que si no lo recuerdo o no hablo de él… ¿También tengo que dejar de amar? …¡Nooo! Desapegarse no es dejar de amar, sino que es ¡Amar como Dios manda!... porque la muerte no rompe el amor… ¡El Amor es más fuerte que la Muerte! La muerte no rompe los vínculos amorosos.
Por eso… ¡nosotros los amamos y ellos nos aman!... ¿Cómo es eso que nosotros los amamos y ellos nos aman?... Claro… porque nuestros seres queridos no son una descomposición, no están en el Cementerio… ¡Están en Dios!
Nuestro desapego no lo perdemos… ¡los tenemos en Dios!... ¿Y los amamos?... los seguís amando… ¿Y ellos nos aman?... ¡Nos aman desde el amor de Dios!
Por eso… en el Duelo… hay que trabajar el Desapego… y un desapego, en primer lugar, corporal. Usted que ha pasado por esta experiencia, usted sabe lo que es somatizar. Incluso usted ha experimentado muchas alucinaciones analíticas-visuales hasta que lo corporiza.
Hay que saber decir Adiós, para hacer un desapego somático… corporal, y un desapego también…emocional.
¿Dejar de querer?... Hemos dicho que no… ¿Romper el afecto? ¡No!. Es más, usted tiene que amarlo sanamente, tiene que amarlo a su ser ya resucitado, tiene que amar usted ya como resucitado… y dejar amar. ¡Esto es el Desapego… y por eso quien ama así, no manipula, no quiere que su ser querido este conmigo… porque yo amo su felicidad!
Hacer este Desapego… ¡es un gran crecimiento que usted va a vivir… y lo mismo hay que hacer con un desapego mental. Tiene usted que desterrar ideas insanas… yo no voy a poder, no voy a ser feliz, nunca más voy a creer en la vida, no me voy a entregar!… ¡No! Y las mismas ideas que usted también tiene que desapegarse de ellas…
Dios me probo… me castigo…me envió esta enfermedad… se llevo a mi ser querido… ¡No!
El Desapego… ¡es la clave de vivir sanamente todo un sufrimiento para hacerlo crecimiento!
Recuerden…. ¡Desapegarse no es dejar de pensar en el ser querido… no es dejar de amar… no es dejar de amar, al contrario… es vivir el gran misterio de la Vida y la Resurrección, pero con esta iluminación y esta sabiduría!
La clave del Duelo… es el Desapego… y el que ama debe saber decir… ¡ADIOS! ¡A-DIOS!

P. Mateo Bautista

Hace apenas un año...


jueves, 17 de enero de 2019

La pérdida del compañero...

La otra vez, en casa de un amigo, ví un libro que me llamó la atención. Trata sobre el misterio del dolor. Me lo llevé prestado. Recién volví a mirar el índice y me tenté con ir directamente al título que más me interesaba. Entonces...


miércoles, 16 de enero de 2019

El camino del duelo...

LA FRASE DEL DÍA
Dar palabras al dolor, de lo contrario tu corazón se romperá.

EL RECORRIDO DE LA PENA
En castellano tenemos una palabra muy significativa: Pena, sinónima de dolor, sufrimiento, crisis, trastorno. Pena.
Nosotros, hoy, de una manera visual hasta vamos a gesticular cuál es el recorrido de la pena en un proceso de duelo.
Recordemos, duelo es lo que nosotros trabajamos con nuestro sufrimiento y el sufrimiento no está ni fuera, ni arriba, ni abajo. El sufrimiento soy yo.
¿Cuál es el recorrido de la pena? La pena que es inminentemente emocional, aunque tiene repercusiones en todas las dimen¬siones, hasta se somatizan. La pena sale del corazón. ¿Qué necesita la pena? Llorar, desahogarse. Incluso, antes de llorar, quejidos, lamentos. Así que, permitamos lo mas básico, que la pena se lamente, dé quejidos, se desahogue porque sí la pena hace eso, se va elevando, se va elevando, vamos hacia un proceso de sanación. Pero, ¡Ojo!, si sólo me quedo con el quejido, el llanto, el lamento, ¿qué va a pasar? que la pena vuelve a lo más profundo del corazón. Por eso, notamos que hay personas que se desahogan, se desahogan y terminan ahogadas en su desahogo. ¿Qué tiene que hacer la pena? Además de llorar, lamen¬tarse, quejarse, la pena tiene que buscar palabra, dar palabra al sufrimiento, que la pena se exprese, que comunique pero, eso sí, poco a poco esa palabra tiene que dejar espacio a la escucha porque si solamente hablo y lanzo el sufrimiento, la pena vuelve de nuevo a lo mas hondo del corazón. La pena tiene que hacer ese recorrido, tiene que expresarse y poco a poco dejar¬se confrontar y, observemos ya la pena que salió del corazón, encontró palabra, sube más arriba, ya escucha. Ya la pena estaá dejando espacio también, a la racionalidad. Se está dejando confrotar empáticamente. La pena va ganando altura y, cuando la pena escucha y se deja confrontar, y ya hay un trabajo racional, no puramente emocional, miren esto: la pena ya está aquí, ya tiene una vision nueva, una perspectiva nueva, ya empieza a ver un campo mas amplio de su situación. Pero, ¿qué necesita la pena? Ir mas arriba, la pena tiene que entender que hay ideas insanas que hay que superarlas: “nunca mas voy a ser feliz”, “no merece la pena”, “nunca mas voy a sanar”. Ya estamos trabajando una mayor racionalidad. Y la pena no se puede quedar aquí, la pena tiene que trabajar un proyecto existencial, no se pueden morir con los muertos las personas. O quedarse en una pérdida, o quedarse en el pasado. Un proyecto existencial, pero la pena tiene que ir mas allá. La pena tiene que abrirse a la espiritualidad, a la Resurrección, a la vida eterna.
¿Se ha muerto un ser querido? No lo hemos perdido, está en las manos de Dios.
Recordemos el recorrido de la pena, desde lo mas hondo del corazón ahora ya toma palabras, visión nueva, escucha, un proyecto, tiene ideas sanas, y una visión trascendente de la vida.
Trabajar las penas, en un recorrido sano, es hacer bien los duelos.
P. Mateo Bautista.

Canto de amor y dolor a la esperanza…
A pesar de todo…
A pesar de todas las evidencias en contra…
A pesar de que no me quedan fuerzas ni lágrimas…
A pesar de que mi corazón no encuentra descanso
ni alivio…
A pesar de que el sinsentido me golpea desde adentro…
A pesar de que ya no hay más luces que las sombras…
A pesar, Dios mío, de que ya no encuentro razones
poderosas para seguir viviendo…
A pesar de todo, Señor,
precisamente ahora,
me estás insinuando
que también la muerte tiene su propia luz,
que los sufrimientos
serán siempre tan míos como mi alma
porque nacen en la más profunda entraña de mi ser…
Ahora, Señor, precisamente ahora,
me estás revelando que la muerte y su cortejo de
sufrimientos
hacen más valiosa la vida…
Ahora, Señor,
que camino en soledad y con el corazón roto,
me ayudas a descubrir que el amor
hace importante la vida y la muerte…
A pesar de todo, Señor,
podré encontrar un poco de Gracia en la desgracia,
luz en la oscuridad,
verdad en las aparentes sinrazones,
nuevas oportunidades en los fracasos,
presencias reconfortantes en las ausencias dolorosas…
A pesar de todo, Señor,
o gracias a Ti, que estás en todo,
seguiré esperando:
porque me has hecho para esperar,
para resistir y no rendirme
Ahora, Señor,
gracias a Ti,
podré seguir viviendo
de Esperanza.
(del libro Orar en el duelo de JC Bermejo y Francisco Álvarez)

martes, 15 de enero de 2019

Hace exactamente 21 años...

Es 15 de enero de 1998. Mary, a esa altura, me había rebotado 3 veces (1/11, Navidad y Año Nuevo). En realidad, el único rebote fue el 1/11/97. La de Navidad fue un "mala mía". Era un terrible sí pero arrugé yo primero y después Ella. Y lo de Año Nuevo ya fue de puro gusto...
Hace 10 días que Ella se fue a Mar del Plata. El 5/1 nos despedimos con sentimientos confusos y encontrados. Dicen que el tiempo y la distancia... Pero no. Diez días después decidí llamarla. Por alguna misteriosa razón Ella me había dejado el teléfono de contacto...

"Después viajé un mes a Mar del Plata y vos seguías pensando, y con razón, que entre nosotros podía pasar algo y por eso me llamaste allá el 15 de enero. La pregunta es: si yo no hubiera querido que me llamaras, ¿te habría dejado el teléfono?
(extracto de la carta que me escribió Mary para la Navidad del 2002)

"El 15/1 te llamé a Mar del Plata y me gasté toda la tarjeta telefónica del Saltasaurus Loricatus (20 pulsos). De aquí se desprenden dos datos: 
1) Primer contacto con algo salteño (el dinosaurio)
2) Cumplíamos 5 meses de “amigos”"
(extracto de la opereta "Por el Amor de Mary" que le regalé a Ella el 25/05/2003)

Es principios de 1998. Nada de celulares. Llamé de un teléfono público a un fijo de Mar del Plata. Otras épocas, otros tiempos...

Tres semanas después de esa charla telefónica, la terminaba de enamorar con una nueva carta.
Un mes después, para el Día de los Enamorados, casi la arruino nuevamente con otra carta (como en Navidad, digamos).
Menos mal que aprendí la lección, la corté con las cartas y, un 18 de febrero, a las 13.50 hs, en las esquina de Martín Fierro y Virgilio, con un beso inolvidable, empezamos algo que terminó siendo eterno. O que siempre lo fue... que siempre lo va a ser... en fin, que es eterno. Y gracias, entre tantas cosas, a la llamada del 15 de enero, hace exactamente 21 años.

(la foto es de 4 meses después, un 14/05/98)

Si muero antes que tú...

Si muero antes que tú hazme un favor
Llora cuanto quieras pero no te enojes con Dios por haberme llevado
Si no logras llorar no te preocupes
Si quieres reír, ríe
Si algunos amigos te cuentan algo de mí,
Óyelos y cree lo que te digan
Si me elogian demasiado corrige la exageración
Si me critican demasiado defiéndeme
Si quieren hacerme un santo solo porque me morí,
Di que yo tenía algo de santo,
pero que estaba lejos de ser el santo que dicen
Si quieren hacerme un terrible perverso
Muestra que tal vez yo tuve algo de malo
pero que toda la vida procuré ser bueno
y sobre todo, que toda la vida trate de ser mejor
Si sientes tristeza y deseas rezar por mí, puedes hacerlo
pues tal vez necesite de tu oración
Si quieres hablar conmigo,
habla con Dios y yo te escucharé
Espero estar con Él lo suficiente para continuar siendo útil
para tí donde quiera que me encuentre
Y si quieres escribir algo de mí
Ojalá lograras decir sólo una frase:
Fue mi todo, creyó en mí y me adoró
Ahí entonces derrama una lágrima
yo no estaré presente para enjugarla pero no hace falta
pues tal vez alguien lo hará en mi lugar
Y viéndome bien sustituido
iré a atender mi nueva tarea en el cielo
Pero de vez en cuando,
da una escapadita hacia Dios
Seguramente no me verás
pero yo estaré muy feliz viéndote a tí mirando hacia Él
¿Crees en estas cosas?
Entonces reza para que los dos vivamos
como quien sabe que va a morir un día
y que podamos morir como quien supo vivir bien
Si muero antes que tú,
creo que nada voy a extrañar
porque... ¿sabes algo?
TENERTE A TÍ
¡YA ERA COMO TENER UN PEDACITO DE CIELO!

Ver y Escuchar "Si muero antes que tú"

lunes, 14 de enero de 2019

5 meses

Mi amor:

5 meses han pasado de tu partida...
5 meses sin que estés físicamente entre nosotros...
5 meses viéndote a través de fotos o videos...
5 meses escuchándote en audios o grabaciones varias...
5 meses de extrañarte...
5 meses de dolor...
5 meses de seguir amándote cada vez más...
5 meses en los que me seguís amando cada vez más...

Los últimos 10 días del 2018 fueron, tal vez, los peores de estos 5 meses.
Los primeros 10 días del 2019 fueron, tal vez, los mejores de estos 5 meses.

Al día siguiente del acto académico de Lu, habiendo terminado las clases de ambos, habiendo pasado el viaje de egresados, el torneo de fútbol, el festival, la fiesta de fútbol, los scout... habiendo terminado todas las obligaciones, principalmente la rutina de los chicos y sus eventos especiales, parece que me cayó del todo la ficha. O me aflojé. Fueron más de 4 meses de subir una pendiente empinada en bicicleta y, de repente, es como si hubiese dejado de pedalear. Resultado: pérdida del equilibrio y me encontré cayendo en picada.
A todo eso se sumó que quería finalizar el año habiendo revisado, ordenado, limpiado y filtrado todos los armarios de la casa. Sé que a vos te causaba risa y, cada tanto, te tentabas con retarme. Pero para mí implicó meterme de lleno con el pasado, toparse con toda clase de recuerdos, lidiar con las evocaciones inesperadas y aprender a soltar. Todo eso resultó muy movilizante. Si le sumamos las fiestas y, el nítido recuerdo de lo que vivimos exactamente un año atrás, estábamos a las puertas de un combo explosivo.
En 2017, entre Navidad y Año Nuevo, vivimos una semana muy intensa. El 26/12 fue tu segunda cirugía y el 31 te estaban dando el alta. Haber compartido esas fiestas, con ese proceso en el medio, y con tu intuición que anticipaba despedida, hizo que un año después todo se me hiciera mucho más difícil. Estar en el mismo lugar pero sin vos, fue un golpe durísimo.
Esa semana, a Dios gracias, aparecieron los amigos. Me junté con varios de ellos en 4 días seguidos, uno detrás del otro. El dolor compartido duele menos.
Pero el año nuevo trajo una mirada nueva. Lo simbólico del cambio, del volver a empezar, ayudó. La sesión de terapia del 2/1 y la charla con mi acompañante espiritual el 3/1 fueron clave. Mis espacios de reflexión y oración terminaron de hacer el trabajo.
Experimenté, por primera vez en mi vida, realmente, dos “sensaciones” que me hicieron hacer un click. La primera fue el vacío existencial, y la segunda el deseo de abandonarme en manos de Dios. Te cuento...
Vos sabés, quizás mejor que yo, que siempre tuve varios sueños. Proyectos personales que, al compartirlos con vos, al consensuarlos, se fueron haciendo proyectos de pareja primero, y de familia después. Varios de esos proyectos se fueron cumpliendo, generando nuevos desafíos. Pero despúes del complicado 2014 y el doloroso 2015, cambié la perspectiva. Seguía teniendo proyectos pero se redimensionaban muchísimo al asumir que lo más importante era mi familia, mi hogar. Y sabiendo, deseando, que nuestros hijos maduren y vuelen con sus propias alas, nuestro proyecto de vida, nuestro sueño, pasó a ser envejecer juntos. Claramente que nuestro desarrollo profesional, vocacional, era parte de nuestra felicidad que le daba un lindo sentido al seguir compartiendo la vida. Pero nuestro horizonte, el destino hacia el que caminábamos, era envejecer juntos. “Qué lindo poder caminar de la mano siendo viejitos”, me decías. Recuerdo tus palabras y no puedo evitar las lágrimas.
Ese proyecto de vida explotó por el aire. Fue detonado. Hay proyectos que pueden seguir pendientes y el tiempo dirá si se llegan a llevar a cabo o no. En este caso, ya no hay chance. No hay manera. Y al tomar conciencia, mi vida se quedó sin proyecto y, por ende, sin sentido. “No le encontras sentido a la vida”, me dijo mi terapeuta. ¿Me entendés, mi amor? Quedé tirado, al costado del camino, sin horizonte hacia dónde peregrinar. Y ahí experimenté, hondamente, un vacío existencial.
Pero, gracias a Dios, literal, no todo quedó ahí. La noche del 3, tirado en el patio de mi casa, luego de haber tomado un vasito de vino, y mirando el cielo estrellado, especialmente una estrella, recordé un párrafo de algo que vos habías escrito hace casi 20 años, con apenas 17: “Pero todo esto no tendría sentido si no estuviera Cristo conmigo y si mi objetivo no fuera llegar a la vida eterna”. Y todo se redimensionó. Y me reubicaste. Y todo se acomodó. Y encontré paz.
Y fui viendo muchas señales de cómo nos acercamos mutuamente a Jesús durante toda nuestra vida y, ahora, más allá de esta vida también.Y, finalmente, te convertiste en mi Estrella, la que me orienta, la que me lleva (nuevamente, siempre) a Dios.
Y el mensaje es siempre el mismo: abandonate en las manos de Dios.
Entonces recordé una de esas canciones que me gustaba dedicarte, cantarte, y sobre la que charlamos profundamente hace un año. “Motivos” de Abel Pintos. Y descubrí que hablaba de Vos pero, también, me hablaba de Dios. “Y no me importa para donde vas, yo voy sin mirar atras, si te tengo por delante...”.

Hoy, a 5 meses de tu partida, sólo puedo agradecerte. Gracias por elegirme y dejar que te elija, de una vez y para siempre, hace 21 años, y cada día. Gracias por ayudarme a ser la mejor versión de mí. Gracias por la felicidad vivida y compartida. Gracias por ser mi amiga, novia, esposa, madre de mis hijos, amante y compañera siempre fiel. Gracias por estar siempre y bancarme en todo. Gracias por seguir amándome y permitir que te siga amando. Y gracias por seguir llevándome a Jesús. Porque sin Él, para nosotros, nada tendría sentido...

¿Qué más le puedo pedir a la vida?

Y entre los recuerdos de facebook, no por fecha sino por ser una de las fotos tuyas con más "me gusta", aparece uno de esos mensajes que me hacen mucho pero mucho bien... 💕

El 2015 había sido nuestro año más difícil como pareja. El más duro y doloroso. El 09/07/2015 fue el único año que no pudimos celebrar nuestro aniversario de casados. Pero decidimos, y pudimos, salir adelante...
En 2016 cumplíamos 12 años de casados. Era nuestro primer aniversario después de la crisis. Queríamos celebrarlo. Estábamos en un contexto raro. Hacía muy poco habíamos recibido una noticia muy dolorosa. Y los dos habíamos decidido modificar nuestro situación laboral apenas 8 días antes. En ese clima, salimos a disfrutar de una noche romántica porque la vida, el amor y la felicidad siempre son grandes motivos para celebrar.
Ese 8 de julio de 2016, en medio de nuestra cena romántica, Mary se desmayó. Era la primera vez que le pasaba. Entre los comensales había una médica que se acercó de inmediato a ayudar. Al ratito se recuperó. Cuando estuvo bien, nos volvimos a casa más tranquilos...
Ese hecho, ese día, marcó la historia de los siguientes 2 años. Mary se fue a realizar estudios y el primer médico que consultó le dijo que era solamente anemia. Ella no se quedó tranquila y siguió insistiendo. Sorteando trámites y burocracias, y gracias a su tío, terminamos en una reconocida hematóloga que la derivó a otra especialista y, finalmente, en enero de 2017, 6 meses después, y hace apenas 2 años, me daban la noticia inesperada, triste, dolorosa, fuerte y desconcertante, mientras Mary dormía anestesiada, que mi esposa, la madre de mis hijos, tenía "algo" demasiado grande para sacar con la colonoscopía y que debía ir "urgente" con la médica que envió el estudio. El resto del camino, de ahí en más, ya es conocido...
Todo eso me trajo este recuerdo de facebook, tan fuera de lugar. Porque no tiene que ver con la fecha, con lo que trae cuando dice "un día como hoy", sino con los 10.000 "me gusta" en sus publicaciones...
Y leerla a Mary, a quien no le gustaba tanto explicitar sentimientos en las redes sociales, escribiendo ese mensaje en esa foto y en esa fecha tan especial, es una nueva confirmación de que no equivocamos el rumbo. Siempre poniendo nuestras vidas en las manos de Dios, como muestra la foto que acompaña. Y por todo eso también pudo partir feliz. Y sus palabras siguen dando vueltas... "...juntos y felices con una familia hermosa. ¿Qué más le puedo pedir a la vida? Lo que soñamos ese día pudimos hacerlo realidad. Te amo".

Sólo quiero darte mi amor...

No podía saberlo en 2017. Tampoco en 2018. Pero esa frase de esa canción es el primer posteo del "Diario de Alguien que Espera". Y me la recuerda facebook a 5 meses de tu partida... "Y siempre". 💕

sábado, 12 de enero de 2019

A 15 años de nuestro compromiso...

Es 12 de enero de 2004, por la noche. Organizamos, con Mary, una cena familiar en la casa donde vivía Ella, sobre la calle Argerich. Invitamos a las dos familias, padres, hermanos, cuñadas, tío y abuela. Todos intuían por dónde venía la cosa, casi que lo esperaban, lo deseaban, pero nadie tenía certezas...

Con Mary, si bien generalmente recordábamos la fecha, y hasta podíamos hacer alguna mención en el día indicado, rara vez celebramos un aniversario un 12 de enero. No era de nuestras fechas importantes. Sí lo eran el 15 de agosto (aniversario de amistad), 18 de febrero (primer beso, aniversario de novios), 15 y 18 de marzo (primer “te amo”, yo el 15 y ella el 18) y 25 de mayo (aniversario de nuestro compromiso, a solas). Con el tiempo se sumó el 9 de julio (aniversario de casados), y hoy se impone el 14 de agosto (partida de Mary al Cielo). Otras fechas significativas formaban parte de nuestro calendario en común, nuestra agenda del amor, pero no así el 12 de enero, día en que nos comprometimos públicamente, ante nuestras familias, y pusimos fecha para celebrar nuestro matrimonio. Varias veces nos preguntamos por qué...

Es que el compromiso, para nosotros, fue aquel 25 de mayo de 2001. En una de sus cartas, Mary me lo recordaba así: “A partir del 9/04 me empezaste a mandar una serie de mensajes ocultos en estrofas raras que concluyeron el 25/05. El 24 de mayo me pasaste a buscar porque íbamos a salir solos y bien vestidos. Fuimos a cenar al Abasto y después nos fuimos a pasear por la Costanera. En una de las escaleras me diste las hojas con todos los poemas desde el 9/04 que en total fueron seis (9/04; 3/05; 9/05;18/05; 23/05; 25/05). El último, que a diferencia de los otros nunca había leído, terminaba con la frase “hoy es nuestro...” y en ese momento te pregunté “¿nuestro qué ?” y vos sacaste una bolsita azul y de adentro dos anillos, y me pusiste uno en la mano y yo te puse uno a vos. Ese día nos comprometimos y para mí fue una de las noches más importantes de mi vida; además del romanticismo que revistió toda la noche”.

Y la fecha de casamiento la decidimos, prácticamente, a mediados de 2002. En esa misma carta, decía: “El 24 de julio salimos a comer y a mirar una película, y después de las 00:00 hs, cuando ya era 25, festejamos un año y dos meses de comprometidos, y nos dimos un plazo de 2 años, hasta el 25 de julio de 2004, para casarnos”. Finalmente elegimos el 9 de julio por varias razones que quizás cuente en otro escrito...

Lo cierto es que, si bien no fue una de las fechas más importantes de nuestras vidas, aquel 12 de enero de 2004, hace ya 15 años, dimos un paso muy importante. Y hoy que Mary ya no está físicamente conmigo, me gustó recordarlo. Especialmente la parte en que pusimos un fragmento de una canción de Serrat, le dimos un papel impreso a cada uno de nuestros viejos y les dijimos: “nos vamos a casar el 9 de julio... ¡en medio año!”. Entre lágrimas de alegría y un intercambio de efusivos abrazos emocionados, pudieron también leer aquella hoja impresa que contenía las siguientes palabras:

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día nos digan adiós”


Se acerca el adiós. No nos despedimos de ustedes sino que dejamos atrás una etapa de nuestras vidas para comenzar una nueva, en la cual queremos que sigan presentes. ¿Cómo? Como el faro que nos da señales para retomar el camino cuando estemos perdidos o sin rumbo. Faro que sigue fiel a su arrecife, a su silencio y sus intermitencias luminosas, pero que desde allí sigue siendo referencia constante para el barco de nuestras vidas. Sin por eso, de más está decirlo, dejar de compartir tristezas y alegrías, angustias y esperanzas.
Desde siempre nos acompañaron en este hermoso desafío que es crecer, preparándonos para que lleguemos a ser quienes somos hoy. Junto con sus innumerables aciertos, seguramente que cometieron errores. A nosotros nos pasó lo mismo como hijos, y posiblemente son sucederá como esposos o padres. Pero tenemos la certeza de que mucho no se han equivocado, ya que gracias a ustedes, y a pesar de todo, tienen unos hijos que siguen creyendo en el amor, que siguen pensando que con esfuerzo y la ayuda de Dios todo es posible, que desean construir un mundo mejor para sus futuros nietos, y que tienen muy en claro adónde quieren ir, pero también desde dónde quieren partir.

jueves, 10 de enero de 2019

Deseos de cosas imposibles

Igual que el mosquito más tonto de la manada
yo sigo tu luz aunque me lleve a morir,
te sigo como les siguen los puntos finales
a todas las frases suicidas que buscan su fin.
Igual que el poeta que decide trabajar en un banco
sería posible que yo en el peor de los casos
le hiciera una llave de yudo a mi pobre corazón
haciendo que firme llorando esta declaración:

Me callo porque es más cómodo engañarse.
Me callo porque ha ganado la razón al corazón.
Pero pase lo que pase,
Aunque otro me acompañe,
en silencio te querré tan sólo a tí.

Igual que el mendigo cree que el cine es un escaparate,
igual que una flor resignada decora un despacho elegante,
prometo llamarle amor mío al primero que no me haga daño
El reir será un lujo que olvide cuando te haya olvidado.
Pero igual que se espera como esperan en la Plaza de Mayo
procuro encender en secreto una vela no sea que por si acaso
un golpe de suerte algún día quiera que te vuelva a ver,
reduciendo estas palabras a un trozo de papel.

Me callo porque es más cómodo engañarse.
Me callo porque ha ganado la razón al corazón,
pero pase lo que pase,
aunque otro me acompañe,
en silencio te querré tan sólo...
Me callo porque es más cómodo engañarse.
Me callo porque ha ganado la razón al corazón,
pero pase lo que pase,
aunque otro me acompañe,
en silencio te querré,
en silencio te amaré,
en silencio pensaré tan solo en tí.

Ver y Escuchar "Deseos de cosas imposibles" con La Oreja de Van Gogh y Abel Pintos

miércoles, 9 de enero de 2019

La radiante oscuridad

"Me preguntas: ¿Quién ha muerto? ¿Él o tú?
Tu pregunta me inquieta y me pregunto: ¿acaso seré yo?
Me palpo el corazón y siento el golpeo de su tic tac.
Indago en mi mente y me vienen a la memoria las horas más tristes en el tanatorio, compartidas con familiares y amigos, y el cortejo fúnebre camino del cementerio. ¡Era él! ¿Quién si no?
Estoy confuso y me embarga la duda: ¿seguro que solo iba él dentro del cajón de madera o también le acompañaba yo muerto de angustia y de miedo?
Sigo dándole vueltas a los recuerdos de aquel oscuro día para encontrar algo de luz y aclarar el caso porque para mí es de suma importancia saber quién de los dos está, verdaderamente, vivo o muerto.
De lo que estoy seguro es que él se fue.
Se fue…
porque terminó su estancia en esta tierra.
Se fue…
porque se le rompió el cuerpo
y con él ya no podía seguir viviendo.
Se fue…
porque sus antepasados también partieron.
Se fue…
porque había cumplido su misión
y le esperaba la recompensa.
Se fue…
porque Dios estaba esperándolo
desde hacía tiempo
¡y a Dios no se le puede hacer esperar!
Él alcanzo la Luz mientras yo permanezco sumido en
la noche más oscura.
Quiero gritar pero se me ahoga la voz en la garganta.
Quiero rezar y me sale una blasfemia.
Quiero morir y estoy condenado a vivir.
Las lágrimas y la pena me hacen sentir que estoy vivo.
Levanto la cabeza
y veo una estrella parpadeante en el firmamento
y me agarro a ella
como me agarraría, en estos momentos, a un clavo ardiendo.
La muerte me ha revelado un secreto:
que la luz vence a la tiniebla
que el día amanece de noche
que hay vida después de la muerte
que los ausentes están presentes
de otra manera
que Dios nunca deja tirados a sus hijos.
De pronto,
se ha hecho la Luz en mi interior
y veo claramente que:
A veces…
(muchas veces)
nos duele el alma
y hay que inyectarse en vena
sobredosis de fe y esperanza
para frenar la metástasis.
A veces…
(muchas veces)
Dios envía a su ángel de confianza
para levantarnos el ánimo
en los momentos de amargura
y abatimiento.
A veces…
(muchas veces)
hay que decirle a Dios:
“Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz
pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.
A veces…
(muchas veces)
hay que dar gracias a Dios
por los años vividos
por los amores compartidos
por los besos dados
y recibidos.
A veces…
(muchas veces)
hay que morir
para aprender a vivir.
No me preguntes más quién es el muerto, si él o yo,
porque los dos estamos vivos.
Lo sé porque todas las noches,
al irnos a dormir,
nos encontramos en el pasillo del corazón
y, de puntillas, nos besamos el alma.
¡Nunca, como en esos momentos, la oscuridad fue
más radiante!"

del libro "Orar en el Duelo" de Francisco Alvarez y JC José Carlos Bermejo Higuera

martes, 8 de enero de 2019

Ahora miro mi estrella...

Antes miraba el sol, que iluminaba mis días. Ahora miro mi estrella, que ilumina mis noches, mi oscuridad, y me guía en el camino... — con María Elena Chaves.