jueves, 14 de mayo de 2020

Siempre celebrando la vida...

Tantos 14 de Mayo compartidos, siempre celebrando la vida.

Nos conocimos cuando tenías 14 años (sin considerar nuestros encuentros furtivos en los arbustos de la plaza cuando éramos niños). Llegué justo para tus 15, como un conocido más. Nos hicimos amigos, muy amigos, mejores amigos. Nos pusimos de novios. Nos casamos. Fuimos padres (de Lu primero, de Nico después). Formamos una hermosa familia. Fuimos compañeros de vida durante más de 20 años. Soñamos envejecer juntos pero eso ya no pudo ser...
Sin embargo, me gusta creer que somos lo que soñamos y recordamos. Y hoy te volví a soñar. Y hoy te volví a recordar...
Por eso vuelvo a mirar estas fotos de tantos cumples tuyos que vivimos juntos.
Ese 14 de mayo del 98, retratado en esa foto que solías decir "fue la primera que nos sacamos como novios".
Ese 14 de mayo del 2005, ya casados, con Lu entre nosotros esperando nacer.
Ese 14 de mayo del 2013, brillando con Lu y Nico.
Ese 14 de mayo del 2016, los 4 juntos, volviendo a sonreír.
Ese 14 de mayo del 2017, en plena quimio.
Ese 14 de mayo del 2018, el último entre nosotros.
Siempre feliz. Siempre celebrando la vida. Y por eso, como descripción de lo pasado pero también como deseo que ya se está cumpliendo, vuelvo a decirte: ¡Feliz Vida!


FOTOS

¡Feliz Vida! (14/05/2019)

lunes, 11 de mayo de 2020

De mesas, risas, besos y abrazos...

Corré, corré. El que llega último limpia la mesa...”, gritó Nico y salió rajando para lanzarse a toda velocidad sobre mi cama. Salí detrás de él y Lu llegó tercera. También me tiré en la cama y... me cayó la ficha. Abracé la almohada bien fuerte y hundí mis ojos que comenzaban a humedecerse. El último tiempo se había hecho costumbre en casa que, al terminar de comer, Mary arengaba con esa misma frase a los chicos para salir corriendo. Y yo solía quedarme, solo, levantando y limpiando la mesa. Lu y Nico lo disfrutaban muchísimo; y Mary más todavía. Y reviví su risa... Y recordé.
Días pasados me pasó algo muy fuerte. Algo más, sí. Estaba en mi pieza y escuché una carcajada. La escuché pero, en realidad, la sentí en todo el cuerpo. Y la reconocí. Era la risotada de Mary. Inconfundible. Y mientras mi mente y mi corazón divagaban, la volví a escuchar. Era Lu, desde su pieza, en videollamada con sus amigas. Increíble. Necesitaba contarle eso a alguien pero no supe a quién. Ella ya no está. ¿Y con quién más compartirlo? Entonces lo tuiteé. Algo suelto. “Ríe idéntico a su madre...”, creo que escribí. Como para hacer catársis. Realmente necesitaba decirlo, aunque parezca absurdo.
Y el domingo siguió con besos y abrazos. Por distintas razones. Por diferentes motivos. Con Mary bien presente, a su manera, para que sigamos siendo familia.