viernes, 22 de febrero de 2019

Anoche tuve un sueño (poesía)

Anoche tuve un sueño
de largos besos en un corto día
con mirada dulce invitando a despedida.
Anoche tuve un sueño
y desperté sonriendo sin querer hacerlo
como recordando sin volver a verlo.
La noche se hizo larga en la vigilia,
el vino amenizaba la velada
con música y aire y una noche estrellada.
Y Ella vino a mí, una vez más
Y Ella se hizo sueño en mi dormir
Y Ella se hizo estrella en mi camino
Y Ella se hizo ángel que acompaña.
Y ese beso extenso, hermoso y tierno
con esa mirada dulce invitando a despedida
trajo paz, fortaleza y alegría
como símbolo eterno de su pronta partida.
Y Ella se va pero se queda,
Y yo me quedo pero queriendo ir.
Y le digo:
Es que no estás porque ya te fuiste
Y estás aunque te hayas ido
Es tu ausencia presente
que no permite el olvido
Es tu presencia ausente
en mi corazón herido.
Y me dice:
Estoy aunque me haya ido
y aunque nada tenga sentido
yo vivo en cada recuerdo.
Por eso siendo ya tarde
vuelvo a saborear el vino
y la música y el aire y la noche amiga
deseando que Ella, ángel y estrella,
se presente sin aviso
en ese mágico reino
donde suelen confundirse
lo real, lo ideal y lo onírico
y me permita soñar,
vivir, rezar y amar.

lunes, 18 de febrero de 2019

Las salidas de los viernes...


18 de febrero de 1998

Hoy es 18 de febrero de 2019. Debería ser el 21° aniversario de novios con Mary. Pero no. Es el primero sin Ella. Algo impensado hasta hace poco más de 6 meses.
Y en este Diario de Alguien que Espera voy a compartir lo sucedido aquel mágico día.
Primero voy a filtrar un adelanto de uno de los capítulos finales de mi primera novela (¿terminará siendo el XXIV?). Después, la visión de Mary sobre los mismos sucesos, según una carta que me dio hace ya 16 años, 5 después de aquel hermoso día. Por último, una canción que compuse yo y alguna reflexión final.
Y en estos relatos, en estos recuerdos, en este volver a vibrar de nuestras almas, con los latidos de mi corazón que se aceleran de sólo pensarlo, sentirlo, Ella se vuelve a hacer presente de una manera especial.

XXIV

Hoy es miércoles 18 de febrero de 1998 y me encuentro en un tren a punto de salir de la estación de Moreno. Ella está sentada en un asiento frente a mí, en diagonal. La miro. Me mira. Nos miramos. Nos sonreímos.
Estamos volviendo de la quinta de mis viejos. Ayer vinieron los pibes a pasar el día. Éramos 12. Los de siempre y algunos más. Mario no pudo venir porque rendía Psicología, y ahora estamos yendo hacia el colegio para ver cómo le fue. Yo estaba en la quinta desde el día anterior y Ella fue quien los trajo, gracias a mis indicaciones. Es más, recuerdo que mientras explicaba cómo llegar, días atrás, Ella y yo estábamos peleados, enojados, y me miraba con mucha atención sin dejar de demostrarme que le tenía que pedir perdón por algo que no terminaba de entender.
Durante todo el martes estuvimos haciendo deportes, pileteando, guitarreando, y mucha charla en grupetes. Vani, nuestra amiga, estaba jugando a la perfección su papel de Celestina.Y esa noche parecía que todo estaba dado para dar el gran paso.
Después de cenar nos pusimos a ver “Unen canto con humor” de Les Luthiers. Ella se sentó a mi lado y, les juro, me acariciaba la pierna con sus pies por debajo de la mesa. Se moría de sueño, pero hacía lo imposible por resistir para que podamos apartarnos a solas y... Y yo la embarré. Sin darme cuenta. Quise hacer un chiste, Ella lo interpretó mal, pensó que la estaba echando y se fue a dormir. Yo, por mi parte, me quedé toda la noche despierto.
Al otro día, al levantarse, sin saber cómo ni porqué, nos encontramos desayunando solos, Ella y yo, en un lugar apartado dentro de la quinta. En un momento ingresó Silvana y, al vernos, se paralizó y salió rajando, como si hubiera visto un fantasma. Algo similar nos había sucedido el día anterior con Noelia. En realidad, afuera había expectativa por lo que podía suceder adentro. Estaban a nada de levantar apuestas. Y yo, que deseaba un primer beso mágico, inolvidable, desarmé la escena y pospuse lo que creía inevitable.
Lo cierto es que ya estamos por llegar a Liniers. Todo el viaje fue un intercambio de miradas cómplices y tímidas sonrisas que insinuaban mucho. No podíamos dejar hacer conexión visual pero, a la vez, bajábamos rápidamente la mirada como si nos diera vergüenza. Nos estábamos mirando el alma.
Al bajar en Liniers, mientras esperábamos el colectivo, me puse a charlar con Fran. ¿Quién es? Un amigo, creo. A su vez, y algo que ya tenía chequeado, otro de los varios que andaban con ganas de estar en mi lugar... o, mejor dicho, en el lugar que yo quería estar y, a esa altura, parecía afortunadamente irreversible. En medio de esa charla, por una supuesta apuesta, Fran me puso un semi pico. Sí, así como les cuento. No entendí el porqué. Ella, que miraba atónita toda la situación, atinó a decirme: “Espero que el próximo beso lo elijas bien”. Y yo, en silencio, imploré lo mismo.
De repente, casi por arte de magia, quedamos solamente tres parejas. Dos que habían concretado, y nosotros. Con un pícaro cruce de miradas logré que los otros cuatro rumbearan para otros lados. Antes de irse, Mario y Vani, casi a la vez, y a mis espaldas, le hicieron un gesto inequívoco a Ella. Para responderles, pasó su brazo por debajo del mío, acercándose demasiado a mi pecho, tanto que pude sentir su respiración, y les hizo otro gesto con uno de sus dedos. Ella también sintió la mía, mi respiración, que se agitaba a cada microsegundo. Le dije, le pedí, que por favor esperara... y Ella, luego de una pausa dudosa, entendió todo.
Nos fuimos a mi casa, solos. Desde allí llamó a su familia para avisar que ya estaba de nuevo por estos lados pero iba a llegar más tarde. Salimos de casa y empezamos a caminar sin rumbo fijo. A las pocas cuadras, casi llegando a la esquina de Martín Fierro y Virgilio, se produjo el siguiente diálogo:
- No dormiste anoche, ¿no? -me dijo Ella.
- No -le respondí, sin entender mucho el porqué de su pregunta.
- Se nota -me dijo, con un dejo de sarcasmo.
- ¿Por qué? -pregunté ingenuamente.
- Porque estás lento -sentenció.
Y acusé el golpe. Me sentí herido en mi orgullo. Si se había propuesto provocarme, lo logró a la perfección. Durante ese diálogo no dejamos de caminar por lo que su frase final nos encontró habiendo cruzado Virgilio, casi doblando a la izquierda por Martín Fierro. Y siendo las 13.50 hs, la dejé avanzar un paso por delante, la tomé del brazo, me miró, la miré, me esperó, me acerqué... y nos besamos. Y en ese instante supimos que lo nuestro era para siempre. ¿Cuánto duró ese primer beso? No lo sé. Una eternidad, más o menos.
Lo que pasó de ahí en más forma parte de esos recuerdos que quedarán grabados para siempre en mi corazón. Le canté, a capella, “La cosa más bella” de Eros Ramazotti: “Cómo comenzamos, yo no lo sé, la historia que no tiene fin. Ni cómo llegaste a ser la mujer que toda la vida pedí... ¿recuerdas el día que te canté? Fue un súbito escalofrío...”. Fuimos a la plaza Terán y le entregué un anillo con un corazón rojo que, oportunamente, había comprado unos días antes previendo esta ocasión. Caminábamos como flotando, pisando suavemente por los aires. Sus ojos brillaban y, según pude reconocer en su reflejo, los míos también. Volvíamos a besarnos una y otra vez, como queriendo probar a cada paso el dulce sabor de nuestros labios.
Nos dirigimos a mi casa con el único fin de comenzar, de a poco, y en el arbitrario orden que habíamos elegido, a oficializar nuestra relación. Decidimos que la primera en saber debía ser Vani, nuestra gran amiga en común, nuestra celestina. Pero nos daba constantemente ocupado por lo que optamos por ocupar nuestro tiempo en otros menesteres no tan telefónicos.
Al rato, bastante después, la acompañé a su casa. Durante la siguiente hora me llamó un par de veces. No queríamos separarnos más. De repente caí en la cuenta de lo que estaba viviendo y las más de 33 horas sin dormir se me vinieron encima todas juntas. Se imponía una siesta reparadora.
Al levantarme volvimos a hablar por teléfono, y a la noche nuevamente. Nunca nos habíamos sentido así. Nuestra historia era deudora de 6 meses de amistad. Y ese día empezaba el camino de nuestros 6 años de noviazgo. Ese miércoles 18 de febrero empezaba algo nuevo, algo que cambiaría nuestras vida para siempre. Un beso del que jamás nos íbamos a arrepentir. Una decisión que se hizo semilla para, con los años, ir dando frutos de felicidad. Un día especial e inolvidable donde el amor se hizo historia en esta historia de amor.


La visión de Mary, de los mismos hechos, según la afamada carta de principios de 2003, fue la siguiente:
El 15 de febrero al volver de Misa nos peleamos todo el camino y al llegar a casa seguimos peleando y te fuiste a la quinta muy enojado conmigo y yo me quedé muy enojada con vos pero por una pavada que no recuerdo. La cuestión fue que el 17/02 fuimos con los chicos a tu quinta y gracias a mí porque yo fui la única que te presté atención cuando estabas explicando la forma de ir a pesar de que estaba enojada con vos. Cuando llegué ni nos hablamos hasta que te pregunté si la música que estábamos escuchando era de Eros Ramazzotti y me fuiste a buscar el compact y nos quedamos charlando en la cocina hasta que vino Noelia y dejó en evidencia que estábamos los dos solos y por eso nos fuimos de la cocina al parque nuevamente. A la noche mientras mirábamos Les Luthiers en un video me puse detrás tuyo en otra silla y según vos te hacía caricias con los pies pero yo, como tantas veces, no me acuerdo. Por la mañana nos levantamos temprano y no sé por qué quedamos solos en el quincho hablando hasta que vino Silvana a interrumpir y detrás de ella vinieron todos porque si ya había molestado ella para qué se iban a seguir escondiendo. Temprano volvimos de la quinta ese día y en el viaje no podíamos dejar de mirarnos. Yo sentía que me moría cada vez que te miraba y me moría de la vergüenza cuando se cruzaban nuestras miradas, aunque recuerdo que en uno de esos cruces de miradas nos quedamos los dos pero no por mucho tiempo. Desde Liniers fuimos a ver a Mauro que rendía una materia y luego nos fuimos todos juntos a la parada del 106 de Bermúdez y Lascano a acompañar a Marley, que estaba saliendo con Valeria Mengual. Mauro quería que nosotros acompañáramos a Mengual pero no sé cómo lo convenciste con tu mirada amenazadora. Mientras esperábamos, yo quise hacerle un gesto a Mauro y a Valeria V. que me cargaban y me hacían gestos a mí. No tuve mejor idea que pasar mi brazo por debajo del tuyo y quedamos tan cerca que me pediste por favor que en ese momento no y yo no entendía hasta que me di cuenta y te expliqué que sólo quería decirle algo a los chicos y te tranquilizaste cuando yo saqué mi mano. Cuando todos se fueron nos fuimos para Lope de Vega y lo único que hacíamos era “hablar del clima” hasta que me preguntaste a dónde íbamos y yo te contesté que no sabía. Fuimos a tu casa y llamé a casa para avisar que había llegado pero que iba a ir en un rato. Entonces salimos y vos me preguntabas dónde íbamos a ir ( para ponernos a salir estaba implícito) hasta que yo te pregunté en la esquina de Virgilio y Martín Fierro: no dormiste anoche ¿no?, vos me respondiste: no, yo dije: se nota ,vos dijiste: por qué, y yo te dije: porque estás lento, y en ese momento herí tu orgullo y por fin luego de cruzar la calle y atravesar la esquina me tomaste del brazo y me besaste como nunca y en ese momento comprendí que eso era para siempre. Luego de algunas anécdotas que no vienen al caso relacionadas con riñoneras terminó nuestro beso y nos fuimos a la plaza Terán donde me diste un anillo que habías comprado días antes para la ocasión. Luego fuimos a tu casa a llamar a Valeria para contarle la noticia (porque habíamos quedado que porque gracias a ella estábamos juntos ella sería la primera del grupo que se iba a enterar) pero nos daba ocupado. Esa tarde volví a mi casa más feliz que nunca y sé que vos también, no podía creer lo que había pasado y creo que vos tampoco. Mientras miraba La familia Ingalls te llamé un montón de veces sólo para escuchar tu voz hasta que me dijiste que querías dormir y no te llamé más.
A partir de acá, las cosas cambiaron en nuestras vidas, porque cada uno empezó a pensar su vida en función del otro. Muchas cosas pasaron, la mayoría nos unieron aún más y otras quisieron separarnos pero no pudieron.

Y, para empezar a terminar, les dejo una canción que compuse sobra aquel día... Un día especial.

Parecía un día más

no tenía nada de especial

estaban bajo un día de sol

en una quinta, lejos de aquí



El día los reconcilió

pero la noche no los encontró

nuevo día, el mismo sol

pero aparecería el Amor



Mañana movida, el viaje mejor

sus corazones toman otro color

ella le tira indirectas

esta es la ocasión perfecta



Después de tanto camino

fin del trabajo fino

ella le dijo: estás lento

y en ese mismo momento



Él la tomó del brazo

y entre abrazo y abrazo

ellos dos se fundieron

en un beso de Amor



Parecía un día más

no tenía nada de especial

sin embargo aquel día de Febrero

18 miércoles les cuento

ellos dos sus vidas juntaron

porque amor eterno se juraron

Cartelito que amaneció en un estante de mi biblioteca hace 1 año exactamente.
El que me va a faltar hoy...

 Esas flores que este año no voy a poder regalarle...

Cartita que nos dieron Lu y Nico hace 1 año exactamente. 
"Que sigan muchos años más", pedían. Y, sí, es para siempre.

Lo que yo sentía por aquel entonces, en febrero de 1998, Francisco Bernáldez lo pintó a la perfección en su Soneto:

Si para recobrar lo recobrado

Debí perder primero lo perdido.

Si para conseguir lo conseguido

Tuve que soportar lo soportado.



Si para estar ahora enamorado

Fue menester haber estado herido.

Tengo por bien sufrido lo sufrido,

Tengo por bien llorado lo llorado.



Porque después de todo he comprobado

Que no se goza bien de lo gozado

Sino después de haberlo padecido.



Porque después de todo he comprendido

Que lo que el árbol tiene de florido

Vive de lo que tiene sepultado.

Hoy, 21 años después de aquel primer beso, y a poco más de 6 meses de la partida de Mary, me representa más Cleve Staples Lewis, el afamado escritor inglés, quien supo decir que el dolor de ahora es parte de la felicidad de entonces, ese es el trato”.
Como dije en un posteo de hace casi un mes, sufrí y sufro mucho por amor. Sufrí por el no estar con Mary todavía, en su momento, entre agosto del 97 y febrero del 98. Y sufro por el ya no estar físicamente con ella, ahora. Pero valió la pena, y lo sigue valiendo.







Y nunca te he de olvidar...

Y nunca te he de olvidar
En la arena me escribías
Y el viento lo fue borrando
Y estoy más solo mirando el mar

Qué lindo cuando una vez
Bajo el sol del mediodía
Se abrió tu boca en un beso
Como un damasco lleno de miel


Herida la de tu boca
Que lástima sin dolor
No tengo miedo al invierno
Con tu recuerdo lleno de sol


Quisiera volverte a ver
Sonreír frente a la espuma
Tu pelo suelto en el viento
Como un torrente de trigo y luz

Yo sé que no vuelve más
El verano en que me amabas
Que es ancho y negro el olvido
Que entra el otoño en el corazón

Ver y Escuchar "Tonada del viejo amor" por Facundo Saravia

viernes, 15 de febrero de 2019

jueves, 14 de febrero de 2019

Como lo eterno del amor en una alianza...

Mary:

Hola! Cómo anda todo por ahí? Me alegro. Yo, hasta ayer, en mi mejor momento desde que no estás físicamente entre nosotros...
Es 14 de febrero de 2019. Un día muy intenso para mí, como habrás visto.
Es el primer Día de los Enamorados que paso sin vos en los últimos 21 años. Y antes de conocerte nunca había estado enamorado un 14 de febrero...
Sumale que hoy se cumplen 6 meses de tu partida, y se entiende la intensidad del día.
Y como bien sabés, a mí me gusta elegir fechas importantes para tener gestos con sentido. Por esa razón decidí que era el día indicado para dejar de usar el anillo de casado. Sí, no te hagas... te lo venía comentando. Gracias por aprobarlo.
¿Por qué hoy? No sé. Hace tiempo que venía preguntándome cuándo lo iba a hacer. Lo intenté antes y no pude. Ayer lo decidí y estuve varias horas con dolor de cabeza. Me lo iba a sacar al comenzar el día, pero a eso de la 1,30 me fui a acostar. Finalmente a las 2 me levanté y me lo saqué. No pude dormirme hasta pasadas las 4...
¿Y por qué me lo saqué? Porque forma parte del sano proceso de duelo que vengo haciendo... Te amé en cuerpo y alma durante los más de 14 años que estuvimos casados, y las alianzas fueron signo de ese amor. Por siempre serás la madre de nuestros hijos, de Lucía y Nicolás. Fuiste mi amiga, mi novia, mi esposa, mi amante y fiel compañera durante 21 años, más de la mitad de mi vida al día de hoy. Pero ahora nuestro amor es espiritual y te convertiste en mi ángel que me acompaña desde el cielo, mi estrella que me guía.
Tu alianza está, desde hace 6 meses, en su cajita original, en la caja de los recuerdos de todo lo vinculado a nuestro casamiento (junto con invitaciones, cancioneros, hojas con variadas anotaciones, etc). Desde hoy, las dos alianzas están en esa cajita. La tuya y la mía. Parecido a cuando las fuimos a buscar juntos, pero con muchos años de llevarlas en nuestras manos.


Y para terminar de darle sentido a este día, me fui a misa al Perpetuo Socorro. Hacía 3 meses que no entraba en ese templo, desde el día que dejamos tus cenizas. Y estar ahí me trajo, una vez más, muchísimos recuerdos de nuestros tiempos en el grupo juvenil, años donde vivimos mayormente nuestro noviazgo. Y, más aún, lugar donde celebramos el sacramento del matrimonio. Miraba el altar, a María en las alturas, y recordaba el momento en que sellamos nuestro amor eterno con las alianzas. 


 

El evangelio fue el de las Bodas de Caná. Y el cura hizo un analogía con el vino bueno, el que era agua hasta que Jesús lo transformó, y como era mejor el del final. Y dijo que el amor, en Jesús, se hace mejor con el tiempo. Y así fue con nosotros. Nuestros últimos tres años fueron, sin duda, los que mejor vivimos como matrimonio. Y eso que todos los años anteriores de nuestra pareja habían sido muy buenos...
Hacia el final de la celebración, hubo una bendición a las parejas acompañada por el canto del Salmo 137. El mismo salmo que elegimos para la misa de nuestro casamiento. “Te doy gracias Señor por tu amor, no abandones la obra de tus manos”.
El anillo, la alianza, es un círculo, no tiene principio ni final. Como nuestro amor. Y por eso me encanta la canción de Abel Pintos... Sin principio ni final.
Cuando las personas que amamos parten de este mundo, dejan de vivir con nosotros para vivir en nosotros. Y así es, como bien sabemos los dos y experimentamos cada día, y cada día más, desde aquel 14 de agosto de 2018.


🎶 "Quizá esta vida se termine dando cuenta
Que es ella sólo un momento de esta historia
Porque este amor no tiene tiempos ni fronteras
Porque este amor va más allá de mi existencia.
Te voy a amar, y me amarás
Te amo sin principio ni final
Y es nuestro gran amor
Mi ángel de la eternidad" 🎶

Día de los Enamorados

Es 14 de febrero de 2019. Es el primer Día de los Enamorados que paso sin Mary en los últimos 21 años. Y antes de conocerla nunca había estado enamorado un 14 de febrero...
Pero, siendo que nuestro primer beso fue el 18/02/98, bien podrán notar que 4 días antes todavía éramos "amigos" (o amigues). 
Y ese 14 de febrero de 1998, con mis 17 años, le escribí mi cuarta carta desde que la conocí, a ella con sus 15, la última carta antes de ponernos de novios (o novies). La transcribo:

"Mariela:

El motivo de esta carta es invitarte a mi fiesta (no preguntes ¿qué fiesta?). El objeto es festejar el día de los enamorados porque, si no sabés te digo, estoy perdidamente enamorado. Tal vez conozcas a la chica en cuestión: es un poco petisa (¿un poco?), simpática, dulce, alegre, cariñosa, hermosa, inteligente, un poco loca (¿un poco?), además tengo una confianza ciega en ella (creo que ella en mí también), se puede hablar de cualquier tema con ella porque como te dije anteriormente es muy capaz y muy buena consejera, también es re-divertida, imaginativa, espontánea, con un corazón gigante, una mirada que lleva implícita dulzura y cariño (su mirada me desarma), una voz inconfundible que con sólo decir “Javi” acelera los latidos de mi corazón y dibuja una sonrisa en mi cara, unos gestos y unas caras que la distinguen del resto, y un montón de cosas más, algunas indescriptibles, que la convierten en una mujer única y muy especial. Es la mujer que toda mi vida soñé, podría decir que es la mujer ideal. Además ella ocupa mis pensamientos la mayor parte del día, y su recuerdo se me aparece en cada canción, cada frase, todo me recuerda a ella (desde una colita (del pelo) hasta su propia foto). No imagino mi vida sin ella; casualmente mañana se cumplen 6 meses de que la conocí en serio y la empecé a querer. En todo este tiempo la llegué a conocer a fondo y aprendí a quererla muchísimo. La historia no fue todo color de rosa, hubo momentos buenos y malos, lindos y feos, excelentes y desastrozos. El final todavía no lo sé, Dios quiera sea el mejor para los dos. Pero antes de pedirle a Dios, tengo que agradecerle el hecho de haberla conocido y que le haya puesto un sentido a mi vida. Al lado de ella maduré, vencí mi timidez, aprendí muchas cosas de la vida, adquirí el gusto por escribir cartas donde demuestre mis más hondos sentimientos y hasta me inspiró una canción titulada “Agosto del 97”.
El lugar donde se va a festejar es en mi corazón y se pide a la invitada de honor traer un corazón dispuesto y una cuota de amor. La comida será el diálogo y el postre se elegirá en el momento. No me falles, te espero ansioso y con muchísimas ganas de verte. Te pido por favor que vengas, entres en mi corazón y no te vayas nunca. Lo único que me queda por decirte es que te re-contra-requete-re-quiero un montonazo y no te voy a olvidar nunca.

Un beso enorme (de acá hasta el cielo)

Javi

P.D.: Antes de escribirla tenía miedo de arrepentirme después, pero vos me dijiste que te dijera todo lo que sintiera sin guardarme nada, y eso es lo que hice.
P.D.2: Si algo de lo que puse te incomodó, molestó o no te gustó, te pido mil perdones pero no era mi intención.
P.D.3: Espero te haya gustado el osito."

Esa fue la última carta antes ponernos de novios. Durante los siguientes 20 años, cada 14 de febrero, intercambiamos cartas que daban cuenta de nuestro amor que crecía con el tiempo. Hasta hoy, donde le estoy por escribir otra carta... pero ya no podré recibir la de Ella.


martes, 12 de febrero de 2019

Un 12 de febrero...

Es 12 de febrero de 2018. Me dispongo a preparar la cena para los cuatro y, al abrir la heladera, encuentro zanahorias y unas costillitas de cerdo. Y entendí todo. En un instante, que fue mágico, viajé 20 años al pasado. Y recordé. Y volví a pasar por el corazón. Y sonreí, cerrando los ojos. Y supe que lo nuestro es eterno.
Sin moverme de la cocina, y después de prender el horno, tomé el celular y te mandé un correo. Te iba a mandar un mensaje de whatsapp pero la ansiedad de esperar los dos tildes azules me iba a alterar, una vez más. Y te escribí. Puse de asunto “12/02/98”. Y empecé con un “Hace 20 años...”, para cerrar diciendo: “Y hoy, 20 años después, sin darme cuenta, me encuentro cocinando... Bueno. Vos ya sabés... TE AMO Javi”. En el medio te copié un fragmento de la opereta “Por el Amor de Mary” donde narraba lo sucedido aquel día. Tu respuesta fue inmediata, algo muy raro en vos: “Ya lo sabía. Por eso compré costillitas con zanahoria. Jiji”.

Hoy, 12/02/2019, pasó exactamente 1 año de aquel intercambio de mails. Y me alegra poder recordarlo. Ese último 12 de febrero compartido, algo que en ese momento siquiera imaginaba, 20 años después de aquel 12 de febrero mágico, me dejó de regalo un recuerdo cómplice, feliz, como una muestra más de nuestro amor, de nuestra hermosa vida juntos.

¿Qué pasó el 12 de febrero de 1998? Cito la opereta, porque todavía no llegué a esa fecha en la novela:

El 12/2 Alfredo me invitó a quedarme a cenar en tu casa y comimos una ensaladita de zanahoria rayada que preparaste para mí con unas costillitas de cerdo. En esa cena te mandaste algunos fallidazos como cuando dijiste “estoy esperando a mi otro novio” dando por hecho que yo era el tuyo. Después nos quedamos charlando en el portón de tu casa:... yo estaba apoyado en el marco de la puerta y vos, como siempre, amenazante. Recuerdo que nuestras bocas estaban muy cerca, los latidos de mi corazón se aceleraban, y pensaba en comerte la boca, en comerte el corazón a besos.

Yo siento que me provocas
aunque no quieras hacerlo
está grabado en tu boca
a rojo vivo el deseo
Y casi puedo tocarte
como una fruta madura
presiento que voy amarte
mas allá de la locura
Voy a comerte el corazón a besos
(“Entre la tierra y el cielo” por Los Nocheros)”

Vos, mi vida, también diste cuenta de aquel encuentro. En la famosa y extensa carta que escribiste para la Navidad de 2002, y me terminaste entregando a principios del 2003, contabas:
El 12/02 mi hermano al vernos conversar en la puerta de casa te invitó a cenar y te hice costillitas de cerdo a la plancha con ensalada de zanahoria. Después de que mi hermano se fue a dormir vos te ibas y nos quedamos hablando en la puerta como muchas otras veces, pero ésta tuvo algo especial porque en un momento quedamos más cerca de lo que nunca habíamos quedado, casi podíamos sentir nuestras respiraciones y nuestros corazones latiendo más fuerte que nunca, pero todavía no entiendo por qué no te animaste a besarme y como te sentiste tan cerca te separaste y creo que te fuiste.”

Ese 12/2 faltaba menos de una semana para el 18/2/98, día de nuestro primer beso, día que nos pusimos de novios, mojón fundamental en esta historia de amor que ya lleva más de 20 años... y se volvió eterna.

Seguramente ya sabés qué vamos a cenar...

sábado, 9 de febrero de 2019

Mi Abuelo Antonio, Mary y los guiños

Hoy, 9/2, cumpliría 98 años mi abuelo Antonio. Digo “cumpliría” porque falleció el 14/8/97 y hace ya más de 21 años que no está físicamente con nosotros.
Hace exactamente 3 años tuiteé lo siguiente: “Que tus hijos no hayan conocido a tus abuelos es una de las tantas injusticias de la vida...”. Me encantaría que Lu y Nico hubieran conocido a mis abuelos Manolo, Carmen y Antonio. Siempre se lo dije a Mary, porque Ella tampoco los conoció y es parte de esta historia que quiero contarles. Pero antes, otra reflexión: mis hijos tienen la gracia de poder compartir la vida con sus 4 abuelos, pero lamentablemente no pueden hacerlo con su madre. Eso es mucho más injusto y doloroso todavía.

Cito un fragmento de la novela que sigo escribiendo:
Días después, el 14 de agosto, muere mi abuelo Antonio, el esposo de Doña Lola. Tenía cáncer hacía muchos años. Una metástasis en huesos terminó por matarlo. Recuerdo cómo lloré aquel día. ¡Cómo lo quería! A las 4 de la mañana vino mi vieja a despertarme para darme la noticia. ¡Cuántas cosas se me cruzaron por la cabeza! ¡Cuántos recuerdos! Almorzar en Tío Pipa´s. Ver los Globertrotters. Pasear por el Riachuelo. Jugar a las cartas. ¡Cuánta sabiduría! ¡Cuántas historias y anécdotas! ¡Cuántas ocurrencias!. Lo lloré y lo sigo llorando”.

En “De fechas y señales” ya conté que, con Mary, siempre dijimos que mi abuelo nos hizo gancho desde el Cielo. Nos lo recuerdo...
14 de agosto de 1997: fallece mi abuelo Antonio de cáncer. Uno de los días más dolorosos de mi vida, seguramente por mi edad y el vínculo que había entre nosotros. En aquel entonces jamás imaginé que, 21 años después, también un 14 de agosto se convertiría en el día más doloroso de mi vida cuando Mary, mi amiga, novia, esposa, madre, amante y fiel compañera parta de este mundo también por culpa del maldito cáncer.
15 de agosto de 1997: esa mañana fue el entierro. Por la noche, y con el corazón dolorido, fui a la reunión de JuvenCor. Estuve en el mismo grupo con Mary. El tema era cuándo recurríamos a Dios. Justo venía de la muerte de mi abuelo por lo que el tema me llegó mucho. Ella, que hacía apenas una semana me había pedido que la acompañe después de las reuniones a su casa, metió la pata con un cartel que leyó en la fábrica de pastas de mi familia y tenía que ver con la muerte de mi abuelo. Cuando finalizó la reunión nos fuimos a cenar a la casa de uno de los pibes. Al finalizar nos volvimos caminando en grupo. Al dejar a mi mejor amigo en su casa, anteúltima parada del recorrido, quedamos solamente Ella y yo. Entonces, haciendo gala de caballero, la tomé del brazo para llegar caminando hasta su casa. Nunca la había visto con otros ojos hasta ese momento. Me sentía en las nubes. Caminaba como si fuese por el aire. Creo que Ella me iba hablando sobre algún tema de bueyes perdidos. No me importó. No podía escucharla. Ese día era la primera vez que llegaba tan tarde a mi casa y encima enamorado.
15 de agosto de 1998: si bien estábamos por cumplir 6 meses de novios, decidimos con Mary festejar nuestro primer aniversario de amistad. Y de ahí en más, todos los años, celebramos nuestra amistad cada 15 de agosto. Aquel día, recuerdo, fuimos a la Plaza San Pedro a tomar unos mates. Escribimos en unas hojas todo lo vivido juntos hasta ese día y nos hicimos algunas promesas vinculadas a nuestra pareja y nuestra futura familia. Y lo enterramos bajo un árbol, nuestro árbol, cuya ubicación sigue siendo algo nuestro y un secreto bien guardado que nadie conoce. ¿Quieren saber cuál es? Olvídense...
Cuando el 13 de agosto Mary dormía plácidamente, en un coma profundo, intuí que la fecha de su partida sería 14 o 15 de agosto. Siempre dijimos que mi abuelo Antonio, con su partida del 14/8, nos había hecho gancho para que el 15/8 empecemos a ser amigos. Y realmente lo creíamos. Ahora le tocaba a Mary su partida y un nuevo comienzo para todos era inminente.

Pero, ¿por qué publico todo esto hoy, 9 de febrero? No se me impacienten...

Del 3 al 9 de febrero había un campamento de JuvenCor, el grupo que compartíamos con Ella. Como por ese entonces ya me había rebotado 3 veces, y parecía que la cosa no daba para más, decidí no ir para no verla. Así estaba la cosa. Y como para darle un cierre a todo, le escribí una carta:

Mariela:
¡Por fin te vas a Córdoba!. Estoy segurísimo que la vas a pasar genial, te vas a divertir, vas a aprender un par de cosas, vas a conocer gente nueva y vas a tener tiempo para pensar en tus cosas. Yo me moría de ganas por ir, pero cuando tuve la oportunidad (porque no iba Silvana) preferí decir que no porque me pareció lo mejor para nosotros dos. Ahora que, sabiendo tu respuesta (o imaginándola), intento verte tan sólo como amiga, me hubiese destruido verte 7 días a la semana las 24 horas. Yo hubiese sufrido mucho y a vos te hubiese puesto en una situación muy incómoda porque no sabés qué hacer, si esquivarme o no...
Bueno, pero no quiero escribir más sobre estas cosas porque no quiero que se arruine tu primer Córdoba por un pendejo inmaduro que se muere por vos. Así que cuando vuelvas te pido que me des la oportunidad de hablar y dejar todos nuestros papeles bien en claro. Mientras escribo esta carta las cosas con vos no están bien pero no sé cómo podemos llevarnos a la tarde en la despedida. Igual te mando un beso enorme y te digo que sigo queriéndote muchísimo (aunque vos no a mí) a pesar de todo.

Hasta pronto,

Javier o “El Tano”
(como vos quieras)

En una carta que Ella me escribió casi 5 años después, decía: “Me escribiste tu tercera carta y con ella una frase que puedo citar casi de memoria: pasala bien en tu primer Córdoba y no te preocupes por este pendejo inmaduro que se muere por vos. Con esa frase me llegaste al corazón y lograste lo que con una carta de amor no habías podido”.

El 9/2 llegaron de Córdoba. Yo tenía un enojo pasajero... porque había viajado en el micro con ellos (:p). Cito mi agenda de aquel día: “10:45 hs llegaron los micros. Me puse re-contento de verlos y me sorprendió el saludo de Mariela (me abrazó)... 16:00 hs llegó Mariela a casa y hasta las 20:10 estuvimos solos en casa hablando... En claro quedó que somos más que amigos pero que todavía no vamos a salir”.
Su visión, que me contó al tiempito en una carta, fue la siguiente: “Cuando volví lo único que quería era recuperar el tiempo perdido entre nosotros (ya era 9 de febrero) y vos me terminaste de enamorar cuando hablando (solos) en tu casa me dijiste que te ibas a ir a la quinta y que no te iba a ver más hasta marzo cuando empezaran las clases. En ese momento sentí que te perdía pero no sabía como pedirte que no te vayas”.

Ese 9/2 fue clave para que exista el 18/2/98, día de nuestro primer beso, día que nos pusimos de novios, mojón fundamental en esta historia de amor que ya lleva más de 20 años... y se volvió eterna.

Mi abuelo Antonio nos hizo gancho. A esta altura no tengo dudas. Su partida me acercó a Ella, inmediatamente. Y en su primer cumpleaños sin estar por estas tierras, generó lo que faltaba para que nos animemos a dar el paso necesario. El 14/08/2018, 21 años después de su muerte, murió Ella. El mismo día. Nunca se conocieron ni se vieron por estos lados, pero ahora están compartiendo la Vida en el Cielo, poniéndose al día, riendo con este humilde escrito, y acompañándonos por siempre.

P.D.: La foto que encabeza el posteo la saqué en Abril del 2018 y la guardé para publicarla el 14/8. Obviamente no lo hice, porque mi cabeza, mi corazón, mi cuerpo, mi alma estaban en otro lado. Para los que no conocen, es la Fábrica de Pastas “La Veronese”. Fábrica familiar desde 1955, fundada por mi abuelo. Y ese buzo lo usó él durante sus últimos días de vida, y yo me lo guardé para siempre. Vaya este homenaje en el día de su cumpleaños. ¡Gracias!

domingo, 3 de febrero de 2019

Mariposa

Cada noche de este viaje
que parece no terminar,
te vuelvo a soñar.
¿Será una obsesión, será la ansiedad?
Será que no lo quiero evitar.

Y me asusta por momentos,
y me gusta por igual
que sea cada vez más real.
Puedo sentirte en la piel,
puedo probarte la miel,
puedo pedirte más.

Es una fantasía tan hermosa,
un sueño sin fin.
Te veo ardiente, dulce y caprichosa,
bailar para mí.
Entre el perfume suave de las rosas
de nuestro jardín,
con el abrazo de la mariposa,
te posas en mí.

Nadie va a decirme qué hacer,
sólo yo puedo ver lo que pasa en mí.
Y no voy a decir a nadie cómo verme o tratarme,
soy un simple aprendiz.

Cada final de los días
lo real se confunde con lo onírico,
me pierdo en un mundo fantástico, único y mágico,
porque es contigo.

Y es una fantasía tan hermosa,
un sueño sin fin.
Te veo ardiente, dulce y caprichosa,
bailar para mí.
Entre el perfume suave de las rosas
de nuestro jardín,
con el abrazo de la mariposa,
te posas en mí.

Contigo es la vida tan hermosa,
un sueño sin fin.
Eres ardiente, dulce y cariñosa
amándome así.
Entre el perfume suave de las rosas
de nuestro jardín,
al fin el vuelo de la mariposa,
reposas en mí. 

Ver y Escuchar "Mariposa" de Abel Pintos

Te vuelvo a soñar...

Me despierto y recuerdo que soñé con vos, una vez más. Me mostrabas tu peinado, sonriendo, como dando a entender que ya estabas lista para salir... 😍 💕 — con María Elena Chaves.

sábado, 2 de febrero de 2019

Te amaré

Te amaré, te amaré como al mundo
Te amaré aunque tenga final
Te amaré, te amaré en lo profundo
Te amaré como tengo que amar
Te amaré, te amaré como pueda
Te amaré aunque no sea la paz
Te amaré, te amaré lo que queda
Te amaré cuando acabe de amar
Te amaré, te amaré si estoy muerto
Te amaré al día siguiente además
Te amaré, Te amaré como siento
Te amaré con adiós, con jamás
Te amaré, Te amaré junto al viento
Te amaré como único ser
Te amaré hasta el fin de los tiempos
Te amaré y después te amaré
 

Primera Cirugía

Hace exactamente 2 años enfrentabas tu primera cirugía, un mes después del maldito diagnóstico. 
Y la peleaste como una campeona. Como siempre. 
Cómo te extraño, mi amor... 💕😥 — con María Elena Chaves.