martes, 27 de noviembre de 2018

La distancia...

Perdida en las estrellas de otros cielos
Tus soles son aquí, mi oscuridad,
Neblinas que el invierno de tu vuelo levantó
Desvelos de mi noche eterna.

Distancia de los mares y el olvido
Caricias que no saben regresar,
Desiertos de dolor que un viejo corazón
No puede abandonar jamás.

Alma... me parece oír
Tu voz en la mañana fría del adiós.
No, no llores mi partida
Quizá en otra vida te vuelva a querer.
Yo sé que hay una trampa en cada sueño
Que la esperanza es un castigo más,
Si pudieras perdonar
La culpa de extrañarte y de llorar.

Tu cara es una sombra fugitiva
Milagro que se aleja más y más,
Me dice el corazón que volverás, pero yo sé
Que nadie ha regresado nunca.

Tal vez en las arenas de tu mundo
Fantasmas compañeros del amor,
Mi nombre escribirán y te dirán quién fue
El que más lejos te llevó.

Alma... me parece oír
Tu voz en la mañana fría del adiós.
No, no llores mi partida
Quizá en otra vida te vuelva a querer.
Yo siento, sin embargo, que en la noche
Tu mano amiga me viene a consolar,
En qué viento volverá
La oscura golondrina de tu amor.

Ver y Escuchar "La Distancia" de Alejandro Dolina

domingo, 25 de noviembre de 2018

Finde intenso...

Mi amor:

Pasamos un finde intenso.

El sábado a la mañana, casi en simultáneo, Lu jugaba un torneo de handbol y Nico un partido de fútbol. Y recordé cómo nos repartíamos para poder acompañarlos siempre en sus actividades deportivas, algo que ya no puedo hacer. Y hago lo que puedo, que vos sabés que es mucho. Y trato de estar en todos lados, pero todo no se puede.

A la tarde, participamos en familia de unos juegos de agua en el grupo scout. ¡Te hubiese encantado participar! Por momentos, me venían imágenes de vos jugando... y me caían unas lágrimas. La pasamos genial, pero sabemos que hubiese sido mucho mejor con vos. Con todo lo que significa el grupo scout para vos, para Lu...
En misa, como cada misa desde aquel 14/08/18, lloré por vos. De alegría por saberte en el Cielo. Con mucha intensidad en el momento de la comunión.
Y en la formación, nuestra sobrina recibió el uniforme. Sé que te alegraste, pero también sé que hubiese sido lindo que estés acá, entre nosotros.


Hoy, domingo, nos fuimos con Nico a compartir un dia de campo, en familia, con la gente del Newbery. ¿Sabés dónde? Sí, Máximo Paz. Lugar donde ibas todos los sábados a ejercer tu profesión que tanto amabas, a disfrutar de ayudar a los demás con Equinoterapia. ¡Te hubiese encantado venir! Seguramente hubieras manejado vos, porque conocías mejor el camino. Pensaba en eso y lloraba en el camino... Después te imaginé tomando unos mates, charlando, sonriendo. La pasamos genial, pero sabemos que hubiese sido mucho mejor con vos. Con todo lo que significa el club para mí, para Nico...


Y ahora cae la noche y yo estoy acá, escribiéndote... Y me encantaría que estés. Porque realmente te extraño mucho. La vida no es lo mismo sin vos acá, entre nosotros. Mi vida era vida compartida con vos. Y si bien lo sigo haciendo, yo quiero hacerlo como antes. Poder mirarte a los ojos, escuchar tu voz, volver a ver tu sonrisa, acariciarte, abrazarte, besar tus labios... Y lloro. Otra vez lloro. No es de angustia. Tampoco es tristeza. No sé porqué, pero lloro... 
Es que la pasamos genial, pero sabemos que hubiese sido mucho mejor con vos. Con todo lo que significan estas cosas para vos, para mí, para Lu, para Nico...

jueves, 22 de noviembre de 2018

No soy quien soy si no te tengo...

Sabrás que aún cuento los días
Y como estés, donde estés, estás en mi vida
Que soy cruel con mis errores
Eso lo sabes muy bien, muy bien me conoces.

Pero nunca sabrás lo que duele tu nombre
No pierdo la fe y te sigo esperando
Me siento así, como un niño perdido
Que no aprendió, no quiere jugar,
Soñar o llorar, ni sonreír sin ti.

No soy quien soy si no te tengo
Creo en las manos de Dios
Y no en este absurdo dolor

Mirar el mar ya no sirve, no me da la clama,
Vivo del último beso que guardo en el alma

Nunca sabrás lo que duele tu nombre
No pierdo la fe y te sigo esperando
Y esta soledad que me sigue abrazando
Se queda aquí, no se quiere ir
Y no se qué hacer ni qué decir,
Amor, aquí sin ti, no sé, no sé vivir.
 

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Y estás aunque te hayas ido...

No estás porque ya te fuiste
Y estás aunque te hayas ido
Es tu ausencia presente
que no permite el olvido
Es tu presencia ausente
en mi corazón herido


martes, 20 de noviembre de 2018

Señales...

La fe tiene que ver con el sentido...

Hoy a la mañana me llegaron, a la vez, dos mensajes diferentes, de personas diferentes, de contextos diferentes, sobre Itatí. Ninguna de las dos personas es de Corrientes y era la primera vez que me enviaban algo al respecto.


Justo estaba con mi hermano, le comento y, en ese mismo momento, caigo en la cuenta que actualmente es párroco de Nuestra Señora de Itatí.
De inmediato creí ver una señal. Itatí es símbolo de la promesa de amor que nos hicimos con Mary ante Dios...
En enero de 2001 nos fuimos juntos de misión a Chaco, a compartir la vida y la fe con algunos de los pobres de nuestro pueblo. A la vuelta pasamos por Itatí y allí pedimos la gracia de poder vivir toda la vida juntos. Es más, explicitamos algo que ya nos habíamos escrito en alguna que otra carta: nuestro plazo para casarnos era julio de 2004. Y Mary trajo dos estampitas que conservó religiosamente y, hace poco, volví a ver entre las cajas de los recuerdos. Es más, durante un tiempo, cada uno llevaba una en su billetera.


Tres años después, en enero de 2004, comunicamos a la familia que habíamos decidido fecha para celebrar el sacramento de nuestro matrimonio: 09/07. ¿Por qué? Nos gustó la fecha patria. Nos sedujo la idea de poder festejar nuestro aniversario todos los años, ya que es un feriado inamovible. Pero, principalmente, porque es el día de Nuestra Señora de Itatí.


En la misa de nuestro casamiento ingresamos en procesión e hicimos bendecir una imagen de Ntra. Sra. de Itatí que todavía está en la pieza, y que veo cada vez que elevo la cabeza y miro hacia la izquierda, arriba.
Muchos años después, en el año más difícil como pareja (2015), luego de un año muy complicado como familia (2014), pero justo antes de que se nos viniese encima la enfermedad y la muerte (2016-2018), tuvimos la gracia de poder volver a visitar Itatí. Esta vez, en familia, con Lu y Nico.


Y sí. La fe tiene que ver con el sentido. Y las señales de hoy me hablan de Mary, de nuestro Amor y de Dios... Y ayuda, claro que ayuda.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Pensando en Vos...

En el patio de casa, aire fresco, reposera, cervecita, música, mirando el Cielo, pensando en Vos... 💕 — con María Elena Chaves.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Cinerario

En la misma parroquia dnd nos casamos, dnd participamos de los grupos juveniles, del coro, de campamentos, guiamos misas, dimos catequesis, hicimos amigos, compartimos la vida, hoy dejamos tus cenizas... Pero vos estás en el Cielo, sos nuestro ángel, y vamos a seguir amándonos toda la vida.

3 meses

3 meses... Y saber que te voy a extrañar toda mi vida 💕






martes, 13 de noviembre de 2018

Diario de Alguien que Espera...

"Diario del alma, el corazón, de una persona que amó y se sintió amado, que ama y se siente amado, y que va dando cuentas de cómo sigue viviendo su vida mientras camina al reencuentro definitivo con Ella, quien partió antes para poner el agua para el mate..."

Mi amor, pasaron 3 semanas... 

A un mes y medio de tu partida... 

Partida, dolor, duelo y ausencia... 

Diario de alguien que espera con FE... 

La certeza del reencuentro... 

No sabés lo que estás pidiendo... 

La vida sigue a pesar de...

lunes, 12 de noviembre de 2018

En mis noches de soledad...

Pensar que me escribías estas cosas hace casi 20 años, 
y en estos meses tantas veces siento lo mismo... 💕 — con María Elena Chaves.

jueves, 1 de noviembre de 2018

Hace exactamente 21 años...

Comparto otro fragmento de la novela, que avanza sin prisa pero sin pausa:
 
Quince días antes habían comenzado lo que llamé las Dos Semanas Fatales. Ella me trataba muy mal, me ignoraba, me despreciaba, me esquivaba, me evitaba. No quería que la acompañe a la casa ni que la pase a buscar. Toda esta situación me estaba destruyendo. Pero llegó el 1º de noviembre.
Ese día se había cortado la luz en su casa y Ella estaba sola con Celeste, su amiga. Porque tenían miedo o para hacerme gancho, o para cualquier otra cosa, me llamó a mi casa. Me puso al tanto de la situación y me pidió que vaya para allá. Llegué en un santiamén (vivía a la vuelta) y me quedé un rato con ellas. Pero, lamentablemente, Celeste se tenía que ir.
-Quedáte –decía ella.
-Quiero, pero no puedo –contestaba Celeste.
Yo festejaba.
-Bueno, te acompañamos a la parada del colectivo –dijo Ella.
-¿Acompañamos? –dije.
-Sí –contestó.
Y fuimos.
...
Cuando partió el bondi de la 106 hice un ademán de acompañarla nuevamente a su casa, pero me frenó en seco:
-¿Dónde vas?.
-A tu casa –dije fingiendo ser un comentario casual.
-A tu casa –dijo Ella haciendo énfasis en el “tu”.
Luego de Dos Semanas Fatales acumulando maltratos, pero con mi amor por Ella intacto, me decidí, la encaré y le pregunté. Ella, lacónicamente, me respondió que sí.
-¿Qué le preguntó? –dijo al pasar el Nacho.
-Ah, cierto, no dije la pregunta. Me decidí, la encaré y le pregunté: “¿Me estás cortando el rostro?”. Y respondió que sí.
-Boing boing –volvió a onomatopeyar el Negro.
-Lo rebotó –aclaró el Nacho.
-Exactamente. Ese 1º de noviembre fue el día del rebote oficial –dije.
-Continúe con la historia que ya amanece –me alentó el Monje.
Pero aquel día no terminó ahí. Volvimos a su casa y continuaba sin luz. Nos sentamos en dos sillones enfrentados y continuamos hablando, debíamos aclarar las cosas para ver qué sucedería de ahí en más. Ella, mientras más me hacía sufrir con sus verdades (no te quiero, nunca te quise, jamás te querré, te pensaste cualquiera, no me gustás, nunca me gustaste, jamás me gustarás y otras por el estilo) se divertía jugando con una linternita (única luz de la casa) que encendía y apagaba. En un momento de furia pensé en violarla y matarla.
-¿En serio? –preguntó el Monje mientras se alejaba.
-No, era un chiste –dije molesto por tener que aclararlo.
Luego de un par de horas charlando llamó el padre y, según me contó luego, se produjo el siguiente diálogo:
-¿Cómo va hija?.
-Bien, pero se cortó la luz.
-Está bien, entonces en un rato voy para allá.
-No te preocupes que estoy con Javier.
-Ya voy para allá.
Y yo salí rajando.

Fiesta de Todos los Santos

Desde que tengo uso de razón creo creer en la Fiesta de Todos los Santos. Con el tiempo fui entendiendo mejor, profundizando, en su significado. Y en estos meses empecé a vivirlo.
Decía el Papa Francisco hace exactamente dos años: “Con toda la Iglesia celebramos hoy la solemnidad de Todos los Santos. Recordamos así, no sólo a aquellos que han sido proclamados santos a lo largo de la historia, sino también a tantos hermanos nuestros que han vivido su vida cristiana en la plenitud de la fe y del amor, en medio de una existencia sencilla y oculta. Seguramente, entre ellos hay muchos de nuestros familiares, amigos y conocidos... si hay algo que caracteriza a los santos es que son realmente felices. Han encontrado el secreto de esa felicidad auténtica, que anida en el fondo del alma y que tiene su fuente en el amor de Dios. Por eso, a los santos se les llama bienaventurados.”. Y agregaba un año después: “Así son los santos: respiran como todos el aire contaminado del mal que existe en el mundo, pero en el camino no pierden nunca de vista el recorrido de Jesús, aquel indicado en las bienaventuranzas, que son como un mapa de la vida cristiana. Hoy es la fiesta de aquellos que han alcanzado la meta indicada por este mapa: no sólo los santos del calendario, sino tantos hermanos y hermanas «de la puerta de al lado», que tal vez hemos encontrado y conocido. Hoy es una fiesta de familia, de tantas personas sencillas, escondidas que en realidad ayudan a Dios a llevar adelante el mundo.”.
La Fiesta de Todos los Santos es la fiesta de todos aquellos que nos precedieron, que ya han partido al Cielo, y con quienes seguimos en comunión, quienes siguen intercediendo por nosotros, y con quienes tenemos la certeza de algún día reencontrarnos en la Felicidad Eterna.
San Pablo dijo que “si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús” (1 Tes 4, 13-14) y “si morimos con Él, también viviremos con Él” (2 Tm 2, 11). Y Jesús ya nos había dicho: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que creer en mí, aunque muerra, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Creés esto?” (Jn 11, 21-26). Porque “no es un Dios de muertos sino de vivos” (Mc 12, 27).
Hace poco traía la Lectura del Evangelio en nuestra misa de casamiento: la Casa edificada sobre Roca. Intencionalmente elegimos empezarla unos versículos antes: “No son los que me dicen: “Señor, Señor”, los que entrarán en el Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en el cielo”.
Mary fue siempre una mujer de Fe. Releer las cartas de nuestro noviazgo en estos meses me hizo tomar más conciencia todavía. Fue una mujer de Fe con sus vaivenes, como todos. Pero lo fue hasta el final. La paz y la fortaleza con la que vivió sus últimos días fueron fruto de esa Vida de Fe. Con comunión diaria en el Triduo final: viernes, sábado y domingo. Con Unción de los Enfermos, donde terminó diciendo: “sentí realmente la presencia del Espíritu Santo”. Y les juro que brillaba. Y su despedida fue la Misa que ella misma organizó, en nuestra pieza, en nuestra cama.
Ese domingo 12 de agosto, a la tarde, se despidió. Finalizada la Misa me pidió que se vayan todos, para descansar. Cuando sólo quedábamos los 4, le dio un beso a Lu y Nico, y se acostó a dormir. Sólo se despertó a medianoche, cuando tuvimos nuestro último diálogo estando ambos despiertos. Le dí la medicación para el dolor, la tapé, me acosté a su lado, recuerdo que nos besamos, nos deseamos buenas noches... Y nunca más despertó. Se fue llena de Dios. Con mucha fortaleza y mucha paz, algo que nos regaló también a los demás. Y por eso tengo la certeza que ya está viviendo resucitada, en la Gloria de Dios, con Él, feliz. Desde aquel 14 de agosto de 2018 y para siempre, por la eternidad.
Porque soy un hombre de Fe, y creo realmente todo lo que acabo de escribir, es que pude decirle hace casi un mes: “No sé el porqué de tu partida, pero tengo certeza del reencuentro.”.