2023, año de cierres y
despedidas.
Lu egresó de la Secundaria.
Nico egresó de la Primaria.
Nico se despidió del baby, del fútbol
infantil.
En este último mes, nos la
pasamos entre actos, fiestas y eventos. Momentos emotivos. Mucha intensidad. Y
es que hay que celebrar la vida a cada paso… pero más en estos mojones del
camino.
Cada final es un nuevo comienzo.
Y seguimos peregrinando. Con la familia, los amigos, en comunidad. En la
escuela. En el club. En todos los ámbitos donde compartimos la vida con otros.
Vivo eternamente agradecido a
Dios por todo lo vivido, a pesar de las ausencias, los dolores, las tristezas.
Somos quienes somos y seremos, también por quienes fuimos y con quienes fuimos.
Todo queda en la memoria y en el corazón. Los recuerdos, el tiempo compartido,
las semillas que otros han sembrado en nosotros. Y, desde la fe, sabemos que
nunca nadie se va del todo.
Como suelo decir, y no me canso
de repetir, deseo para mis hijos que sigan siendo felices y valiosos, es decir,
que colaboren también a la felicidad de otros ya que, a esta altura no tengo
dudas, es la única manera de ser felices realmente.
Las fotos seleccionadas para este
posteo dan cuenta del recorrido. Algunas quedaron afuera, porque todo no se
puede. Y hay que aprender a vivir con eso, sin dejar de caminar. Con el Sagrado
Corazón, con la Virgencita, con San Rafael, que siempre están presentes, nos
cuidan y acompañan, como podemos ver en la última imagen.
Y Mary, que también siempre se hace presente, nos cuida y acompaña, nos vuelve a decir a cada uno de los tres: “Que el camino salga a tu encuentro. Que el viento siempre esté detrás de ti y la lluvia caiga suave sobre tus campos. Y hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te sostenga suavemente sobre la palma de su mano”. Amén 💓