viernes, 5 de octubre de 2018

Te voy a extrañar mucho...

Uno de los tantos casets que me dejaste en una de las tantas cajas de nuestros recuerdos dice: "Te voy a extrañar mucho. Te amo. Mary". Al abrir la cajita aparece una carta, del mismo día, y da cuenta del sentido de esas palabras...


Hoy voy a dedicar la mañana a digitalizar esos casets que dan cuenta, también, de nuestro amor. Algunos de ellos son canciones que nos gustaba escuchar porque evocaban momentos de nuestra vida juntos ya sea como amigos o novios... Otros, varios, están relacionados con viajes. ¡Cómo nos costaba la partida del otro! Por eso teníamos esa linda costumbre de, además de escribirnos cartas, regalarnos casets con mensajes para ir escuchando mientras el otro estaba viajando, mientras sentíamos la ausencia física, o para que el otro escuche después del reencuentro pudiendo conocer qué pensábamos, qué sentíamos mientras el otro no estaba cerca. 


Tanto casets como cartas expresan ideas similares. Siempre nos dolió la partida del otro. Y no es para menos: cuando uno se arriesga a amar se compromete a sufrir por amor. Pero también entendíamos que si el otro estaba mejor, si ese viaje le hacía bien, estaba bien alegrarse por el otro y convivir con esos sentimientos contradictorios. Y para extrañarnos menos sabíamos que podíamos hacer cosas. Escuchar esas canciones, esos casets, leer las cartas... Pero también mirar las estrellas o la luna, ponernos la mano en el corazón, usar una cadenita, una cruz o una imagen que tenía sentido para los dos, y hasta rezar a la misma hora entre tantas otras cosas.
En estos días, desde tu partida, me pasa exactamente lo mismo. Duele, y tengo claro que es inevitable que duela por todo lo que nos amamos. También sé que estás mejor, y convivo con esa contradicción. Y repito esos gestos, esos ritos, para extrañarte un poquito menos. Algunas canciones son las mismas que escuchábamos hace 20 años. Algunas palabras podría repetirlas hoy, tal cual. Sigo mirando las estrellas o la luna, rezando, poniendo las manos en mi corazón, y volví a usar una de esas crucecitas colgando de mi cuello.
Ahora estoy digitalizando casets de octubre de 1998, hace exactamente 20 años. Yo me estaba yendo a Chile, al Encuentro Continental de Jóvenes. El que te dejé yo, tenía mensajes para cada día. Los que me diste vos, contaban cómo habías vivido cada día e, inclusive, dialogan con mis audios. Era la primera vez que íbamos a estar tantos días separados desde que habíamos empezado a salir... Es raro pero, escucharte, no me hace extrañarte sino amarte todavía más. Qué hermoso todo lo que vivimos juntos. Uno de los días narras un recorrido por lugares significativos para nuestra pareja en esos menos de 8 meses de novios (y algunos de nuestros 6 meses previos de amistad). Otro de los días contas un sueño de nuestro futuro (visto desde el 98, ya que hoy se convirtió en pasado): una escena familiar... vos, en casa, con nuestros hijos, y yo llegaba, nos abrazábamos... ¡Un sueño que hicimos realidad! (uno de tantos).Y cada noche, en tu caset, en mi caset, nos dábamos la bendición...
En fin, es muy lindo escucharnos hablar de una de nuestras partidas, ausencias... Una de las tantas veces que nos extrañamos. De hecho, tengo foto de aquella despedida.


Retomando el comienzo de este posteo, yo también te extraño mucho. Pero como decís en la carta, "tu amor me va a acompañar mientras tu cuerpo no esté al lado mío". "Quiero decirte además que te prometo que voy a dormirme pensando todas las noches en vos y que además voy a rezar para que todo salga bien...". Me pediste que "en cada minuto de flaqueza o cansancio pienses en mí y en todo lo que te amo para seguir caminando"... ¡y eso hago!. "Mi corazón y mi mente van a estar siempre con vos", decías y seguís diciéndome. Gracias.

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