domingo, 23 de septiembre de 2018

Lágrimas de dolor, lágrimas de alegría...

"En el corazón de la experiencia del duelo existe un enfoque agudo y doloroso dirigido hacia lo que “extrañamos”, a lo que “ya no está aquí”, a lo que se ha “perdido”, a la “ausencia” de algo o alguien, en vez de ser dirigido hacia su amorosa presencia.
El duelo contiene la ruptura de un sueño familiar de cómo “debieron ser las cosas”, la disolución del status quo, la explosión de todas las expectativas, el quebrantamiento de las esperanzas.
La sanación implica un sutil cambio de enfoque:
de lo que está ausente a lo que está presente, de lo que ha sido perdido a lo que nunca podría perderse, de lo que no está aquí (y nunca regresará) a lo que aún sigue aquí, de la muerte a la vida, del amor perdido al amor a pesar de la pérdida.

La presencia infinita de un ser amado, idéntica a la de tu Presencia, nunca se perdió realmente y no puede perderse, ya que su corazón es tu corazón.
Y cuando el enfoque se centra en la plenitud de todo lo que ha sido dado, en la plenitud de la presencia más que en la ausencia de presencia, tal vez descubras hermosos presentes en el corazón del duelo; y la impotencia quizás se suavice en una gratitud sin palabras, y la nostalgia quizás se abra y transforme en amor incondicional; y un corazón roto tal vez sea de hecho un corazón sanando, y tus propias lágrimas tal vez tengan un sabor más dulce… y más cercano…"

©Jeff Foster

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