«Es momento de comenzar un nuevo
libro», me dije. Tengo varios en lista de espera y recién cuando termino el que
estaba leyendo decido con cuál seguir.
Ayer fue un día muy especial:
presenté mi novela –la primera- en un concurso –el primero-. La convocatoria
abrió a fines de diciembre y yo elegí, con la potencia del símbolo, el Día de
los Enamorados como fecha para subirla a la plataforma. Por eso terminé la
última revisión el día anterior antes de irme a dormir. Otro dato que les
llamará la atención a las y los que ya la leyeron, y descubrirán más adelante
los y las que vayan a hacerlo, es la fecha de cierre del concurso: 18 de febrero.
Terminé de corregir la novela el
mismo día que finalicé la lectura de “Ciudades de papel”, el libro de John
Green que venía leyendo. Por eso hoy, 15 de febrero, estoy en condiciones de
comenzar un nuevo libro. ¿Cuál elegir? Siendo que la lectura me lleva a
escribir, me decido por aquel que más puede colaborar al nuevo proyecto: la
continuación de la saga prometida. De “Vale la pena (Diario de alguien que ama)”
pasaremos a “Valió la pena (Diario de alguien que espera)”. Al menos es el
título que se me ocurre por ahora. Muchos de los textos del blog serán parte de
esta nueva novela. Y por eso elijo leer “Memorias de una viuda” de Joyce Carol
Oates.
Me preparo el lugar, ubico la reposera, el ventilador, me pongo cómodo y empiezo… “15 de febrero”. Así comienza. Así como leen. Una más de esas diosidencias o jesualidades de mi vida. ¿Año? 2008. El mismo sobre el que estuve escribiendo al hablar de Baradero. Nada. Eso. Dejo acá y me voy a seguir con la lectura…
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