lunes, 24 de agosto de 2020

24 de agosto de 1997

"Del 22 al 24 de agosto estuve participando de un retiro llamado Camino de Emaús

Durante el retiro no podía dejar de pensar en Ella. Llevaba una semana perdidamente enamorado y lo vivía así. En la carpeta donde tomábamos notas de las charlas aparecía su nombre en cada hoja, en cada margen, en cada espacio, rodeado de corazones. Estaba muy mal…

Lo más fuerte es que mientras yo estaba escribiendo su nombre y la forma en que la llamábamos en las hojas de mi carpeta del retiro, Ella estaba haciendo lo mismo en su diario íntimo. Lo mismo, en realidad, no. Ella no estaba escribiendo su nombre y la forma en que la llamábamos sino que estaba escribiendo mi nombre y mi apodo en su diario íntimo.

—Espere. Va muy rápido —me frenó el Monje. Queremos hacerle varias preguntas antes de continuar escuchando su historia…

—¿Cómo sabe lo que Ella escribió, cuándo y qué, en su diario íntimo? —me cuestionó el Monje.

—Tiempo después me lo dijo… En realidad, me lo leyó y me lo mostró.

—¿Y qué escribió? —repreguntó de inmediato.

—Con fecha 24 de agosto narró los sucesos del 15 al 18 de ese mes con muchos de los detalles que yo mismo les acabo de contar. Y al final del relato, luego de haberse despedido de su diario, a quien le hablaba como si fuera una persona, informándole que se iba a dormir, se puede leer: «Pero antes quiero contarte que en el Tano encontré una persona muy especial y que si seguimos así vamos a ser grandes amigos».

Friend zone —pronunció el Nacho en un inglés muy latino.

En aquel momento no tenía la menor idea de lo que pasaba por la cabeza y el corazón de Ella. Obviamente no había leído su diario íntimo. Pero entiendo que haber aparecido allí, en esa ventana a su alma, no era casualidad. Y lo había logrado en muy pocos días. Ya me consideraba por aquel entonces «una persona muy especial» y la relación se encaminaba a profundizarse".

(Algo que lo cambió todo, capítulo 10; fragmento)

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