En estos días te tuve muy
presente. En realidad no pasa un día sin que te recuerde o te hable, pero esta
semanita se puso más intensa. Y me doy cuenta porque suele reflejarse en mis sueños.
Anteanoche tuve un hermoso sueño
donde estábamos los cuatro, compartiendo, riendo. Y al despertar fui a buscar
un video que vinculé con lo soñado: los cuatro, tomando un helado en la costa,
muy divertidos. Y me llamó la atención lo siguiente: vos estás aunque no te
vemos. Estabas filmando. Se escucha tu voz y, principalmente, tus risas, carcajadas.
Y vas hablando con nosotros tres, mientras nos vas mirando. Como ahora. No te vemos
pero seguís estando, nos seguís hablando. Y por eso seguimos riendo. Como puse
en la bajada del video: “Familia feliz en acción”.
Pero anoche tuve otro sueño.
Motivado, tal vez, por un posteo y una charla de hace poco. Pero también por la
relectura de algunas cartas buscando qué decías durante nuestro noviazgo sobre
tu maternidad. Y encontré un montón. Hasta aparecen nombres que fuimos
charlando aunque finalmente no fueron los elegidos. Pero sí queda claro que
hablábamos de tres hijos: dos varones y una mujer. No sé por qué. Y anoche te
soñé en el cielo –casi siempre registro que estás en el cielo, también en
sueños- y embarazada. Y al despertar hoy no tuve dudas: este día de la madre lo
festejamos de a cinco. Porque Nachito ya está con vos en el Cielo, y te estaba
esperando desde antes. Vos siempre lo viviste así. A mí me costaba demostrarlo
pero también estuvo y está presente.
Volviendo a la maternidad (y
paternidad) soñada desde el noviazgo, siempre recordamos la misma anécdota. Era
abril del 98, estábamos en la esquina de Arregui y Victor Hugo, y te dije:
"quiero que mis hijos tengan una madre como vos". Fuerte. Atrevido.
Éramos apenas unos adolescentes jugando al amor. Llevábamos 2 meses de novios.
Pero qué bien que estuve... Hay mil razones que avalan mi temprana intuición,
corroborada cada día de los siguientes 20 años, especialmente los últimos 15
compartidos.
Mi amor... Releo lo que te escribí el último día de la madre
compartido. Qué lindo haberlo escrito y qué lindo saber que siempre fue, es y
será así. No sabía que un año después ya no íbamos a poder llevarte el desayuno
a la cama, o regalarte esas cartitas que tanto te gustaban. Pero estaré
eternamente agradecido a la vida por haberme permitido elegir tan bien a la
madre de mis hijos. Tu eterno enamorado y el padre de tus hijos.
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