miércoles, 17 de julio de 2019

Estás hermosa...

Hace exactamente 5 años, cuando estaban de moda #LasMáximasDeMascherano en pleno mundial, le compartí este posteo a Mary. ¿Por qué? Era un guiño que para nosotros dos significaba mucho más que lo que podía entender cualquier otro. Era algo nuestro, y remitía a un suceso vivido muchos años antes. Llevábamos 5 meses de "conocernos", 2 meses de llamarnos "amigos" y faltaban 4 meses para ponernos de novios. ¿Qué pasó aquel día? Lo cuento en mi novela, todavía inconclusa...

El 14 de octubre, como todos los años desde hace mucho, fue el cumpleaños de mi vieja. En un momento alguien hizo notar que faltaban servilletas y yo, todavía no sé bien porqué, me ofrecí para ir a comprarlas. ¿Dónde? A lo de Coco, un antecesor del polirrubro que quedaba a la vuelta de casa. Hice poco más de una cuadra y, en la esquina de Arregui y Cortina, me crucé con Ella.
- Hola.
- Hola -atiné a responder, sorprendido.
- Vengo de la peluquería -me dijo.
Con el tiempo entendí que (casi) toda mujer, al volver de la peluquería, espera un elogio sobre su nuevo corte o peinado. En ese entonces no lo sabía.
- Y yo voy a lo de Coco.
- Quiero llorar -me confesó, con lágrimas que empezaban a acumularse en sus bellos ojos.
No supe qué decir. Me quedé mirándola, en silencio, cual terapeuta profesional. Y continuó.
- Ya me arrepiento de haberme cortado tanto el pelo.
- Estás hermosa -le dije, y una sonrisa amaneció en su rostro.
De repente, me tocan el hombro. Tardo unos segundos en reaccionar y miro. Era Joaquín, mi hermano.
- Dame la plata -me dijo.
- ¿Me estás choreando? -pregunté, intentando hacer una broma.
- Te fuiste hace media hora y siguen faltando las servilletas. Yo te cubro, tranqui.
Y luego de guiñarme el ojo, hacerle una sonrisa cómplice a Ella y tomar el dinero, se fue para lo de Coco. Todavía hoy, tiempo después, me recuerda aquella escena como reclamándome que le debo un favor.

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