Hace mucho que no escribo en este blog. Este año hice un solo posteo, el 18 de febrero, para nuestro aniversario de novios. El anterior escrito es del 9 de julio del año pasado, para nuestro aniversario de casados. Simbólico. Era un buen cierre, pero…
Hoy es 8 de noviembre. Otro
aniversario familiar; no de Mary, no mío, no nuestro. Hace 14 años se ordenaba
Joaco, mi hermano, de sacerdote. Escribo 14 años y, de inmediato, me remite a
los años compartidos como esposos con Mary. Pero no vengo a escribir sobre eso.
Les cuento…
Hace 2 años, para esta misma
fecha, pasamos por chat familiar el video oficial de la ceremonia de ordenación
(en partes). Al rato, mi hermano me manda un mensaje por privado: «Video 4,
minuto 14:36, me liquidó. Es regalo de Dios». Voy a mirar esa parte del video,
de una. Chateamos un toque, y le digo hacia el final: «La canción dice, en ese
lapso: "Llegada la hora del retorno al Padre, sabiendo que iba camino a su
Cruz"».
El video dura un par de horas, ya
que muestra toda la ceremonia. Pero ese fragmento, retrata el momento justo en
que mi hermano le da la comunión a Mary. Mi hermano, recién ordenado sacerdote,
está repartiendo la comunión y, entre todas las posibilidades, solo se ve
cuando comulga Mary con él. De fondo, se escucha el comienzo de la canción «En memoria tuya». Joaco tiene una casulla con la imagen del Padre Misericordioso.
Mary extiende sus manos y, finalmente, comulga directamente en la boca. En ese
instante brilla su mirada y su sonrisa, siendo ella en todo su esplendor. Y se
escucha: «Llegada la hora del retorno al Padre, sabiendo que iba camino a su
Cruz».
Era el 2008. ¿Sabía Mary, en ese
momento, lo que sucedería 10 años después? No lo creo. Más bien diría que
seguro no lo sabía. Pero hoy, al volver a ver ese video, entiendo que al llegar
la hora del retorno al Padre, a ese Padre Misericordioso, Ella sí supo que iba
camino a su Cruz. Cruz del dolor, del sufrimiento, de la enfermedad, del cáncer
y de la muerte. Pero también, a partir de ese comulgar, de ese recibir el
Cuerpo de Cristo, de ir a su Mesa en Señal de Amor, de su decir «amén» -se ve
clarito en el video-, aceptó ese camino a su Cruz con la certeza de la Resurrección,
de la Vida Eterna.
«Profundo misterio de amor y
ternura, de querer quedarse antes de partir… y aunque nada vemos, nos basta
creer… Misterio de fe… En memoria Tuya».