miércoles, 3 de marzo de 2021

Iluminados por la Cruz

“«No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?»” (Mt 20, 22; Evangelio de hoy). Ni bien terminé de leer, recordé. O más que eso: reviví. Y lo sentí en todo el cuerpo. Y la Lectio de hoy me acompañó todo el día… Porque esas palabras de Jesús me remontan a aquellos días tan dolorosos e intensos de mediados de agosto de 2018.

 

 

Sábado 11 de agosto. Es tarde, de noche. Estamos con Mary, acostados en nuestra cama. 

Y se da el siguiente diálogo:

 

—Te amo.

—Yo también te amo —me dijo Ella.

—Ya lo sé. Siempre lo supe.

 

Y sonreímos juntos, mirándonos a los ojos.

 

Tres días antes nos habían dado la peor noticia: ya no había tratamiento posible para su cáncer.

Dos días antes habíamos hecho lo más doloroso de nuestras vidas: contárselo a Lu y Nico.

Dos días después Ella se iba a quedar dormida y no despertar más, pero en ese momento no lo sabíamos.

Tres días después Ella se iba de este mundo para no volver más, pero en ese momento no lo sabíamos.

 

Y siguió el diálogo:

 

—Ojalá pudiera ocupar tu lugar.

—No sabés lo que estás pidiendo... —me dijo Ella. 

 

Y lloramos juntos, mirándonos a los ojos.

 

Y nos abrazamos. Y nos quedamos dormidos...

 

 

“«Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya»” (Mt 26, 39) La oración de Jesús en Getsemaní. La oración que Mary rezó, también con dolor, tristeza y angustia... pero mucha Fe. La oración que recé todo aquel 13 de agosto. Y por eso terminó siendo mi último posteo con Mary en este mundo, el 14 de agosto a la mañana...


No hay comentarios.:

Publicar un comentario