jueves, 16 de mayo de 2019

Mayo del 97

Así comienza el segundo capítulo de la novela...

II

Esta historia comienza un 3 de mayo de 1997. El Movimiento donde me encontraba, JuvenCor, organizaba un retiro abierto de la comunidad de mayores para el que se invitó gente de distintos colegios: San Rafael (mi colegio), Carlos Steeb y Espíritu Santo. Allí la conocí. Ella, sin embargo, a mí no me junaba. El único dato que tenía sobre mí era que, en ese mismo retiro, un salame se había cortado el brazo atravesando un vidrio. A lo sumo sabía que me decían “el Tano” y era compañero de curso de su hermano.
A la semana siguiente hubo un baile en el colegio. No puedo olvidar su jean negro y su remera blanca. Hasta ese momento era una más. Una más, pero muy linda. No llegaba al metro sesenta por lo que podría decirse que es bajita. Dicen que todo lo que viene en frasco chico es bueno, excepto el veneno. Con sólo verla uno cae en la cuenta que derrocha simpatía. Pero no es de las famosas simpáticas, porque además es hermosa. Sus facciones faciales me resultaron perfectas. Su sonrisa, desde aquel día, me puede. Su figura me obligaba a detenerme y contemplarla. Pero, aunque muy linda, seguía siendo una más. Allí mismo, en ese baile, su prima me invitó al cumpleaños de quince de Ella que era el sábado siguiente.
El 17 de mayo asistí, junto con varios amigos, a su fiesta de quince. Recuerdo su entrada y su sorpresa al verme. En realidad se sorprendió porque no sabía nada de la fiesta. Y tampoco fue al verme, sino al ver a tanta gente. Es más, sospecho que no me vio. El cumpleaños pasó, para mí, sin pena ni gloria. Tampoco, quiero aclarar, buscaba nada... todavía. Todavía... le debo el regalo.
-Siga contando -me dijo el Monje.
-¿Quién iba a predecir que, tiempo después, estaría perdidamente enamorado de Ella? –comenté.

Retiro de Juvencor (03/05/1997)

"Recuerdo su entrada y su sorpresa..."
(17/05/1997)

Una de las fotos de su Fiesta de 15 en la que ambos aparecemos
(17/05/1997)

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