Es 12 de febrero de 2018.
Me dispongo a preparar la cena para los cuatro y, al abrir la
heladera, encuentro zanahorias y unas costillitas de cerdo. Y entendí
todo. En un instante, que fue mágico, viajé 20 años al pasado. Y
recordé. Y volví a pasar por el corazón. Y sonreí, cerrando los
ojos. Y supe que lo nuestro era eterno.
Sin moverme de la cocina,
y después de poner la plancha en el fuego, tomé el celular y le mandé un
correo a Mary. Le iba a enviar un mensaje de whatsapp pero la
ansiedad de esperar los dos tildes azules me iba a alterar, una vez
más. Y le escribí. Puse de asunto “12/02/98”. Y empecé
con un “Hace 20 años...”, para cerrar diciendo: “Y
hoy, 20 años después, sin darme cuenta, me encuentro cocinando...
Bueno. Vos ya sabés... TE
AMO Javi”.
En el medio le copié un fragmento de la opereta “Por el Amor de
Mary” donde narraba lo sucedido aquel día. Su respuesta fue
inmediata, algo muy raro en Ella: “Ya lo sabía. Por eso compré
costillitas con zanahoria. Jiji”.
Hoy, 12/02/2020, pasaron
exactamente 2 años de aquel intercambio de mails. Y me alegra poder
recordarlo. Ese último 12 de febrero compartido, algo que en ese
momento siquiera imaginaba, 20 años después de aquel 12 de febrero
mágico, me dejó de regalo un recuerdo cómplice, feliz, como una
muestra más de nuestro amor, de nuestra hermosa vida juntos.
¿Qué pasó el 12 de
febrero de 1998? Cito la novela (casi terminada): “Tres días
después, el 12 de febrero, volví de la quinta y pasé a saludarla.
Estábamos charlando en la puerta pero Alfredo nos obligó a pasar y
me invitó a quedarme a cenar en su casa. Comimos una ensaladita de
zanahoria rayada que Ella preparó para mí con unas costillitas de
cerdo. En esa cena se mandó algunos fallidazos como cuando dijo,
queriendo provocarme, “estoy esperando a mi otro novio” dando por
hecho que yo era el suyo. Después nos quedamos charlando en el
portón de su casa, como tantas otras veces... pero diferente. Yo
estaba apoyado en el marco de la puerta y Ella, como siempre,
amenazante. Recuerdo que nuestras bocas estaban muy cerca, los
latidos de mi corazón se aceleraban, se escuchaban las tensas
respiraciones, nuestras miradas quedaron fijas en los ojos del otro,
como haciendo una pausa, imaginando el segundo siguiente,
intuyéndolo, esperándolo, deseándolo, y sólo pensaba en comerle
la boca, en comerle el corazón a besos. Pero no, todavía no...”.
Ella
también tomó nota de aquel encuentro. En la famosa y extensa carta
que me escribió para la Navidad de 2002 contaba:
“El 12/02 mi hermano
al vernos conversar en la puerta de casa te invitó a cenar y te hice
costillitas de cerdo a la plancha con ensalada de zanahoria. Después
de que mi hermano se fue a dormir vos te ibas y nos quedamos hablando
en la puerta como muchas otras veces, pero ésta tuvo algo especial
porque en un momento quedamos más cerca de lo que nunca habíamos
quedado, casi podíamos sentir nuestras respiraciones y nuestros
corazones latiendo más fuerte que nunca, pero todavía no entiendo
por qué no te animaste a besarme, y como te sentiste tan cerca te
separaste y creo que te fuiste.”
Ese
12/02 faltaba menos de una semana para el 18/02/98, día de nuestro
primer beso, día que nos pusimos de novios, mojón fundamental en
esta historia de amor que ya lleva más de 20 años... y se volvió
eterna.
El
año pasado, en mi primer 12 de febrero sin Ella desde aquella mágica
noche, con Lu y Nico cenamos costillitas de cerdo con ensaladita de
zanahoria. Hoy, algo rarísimo, estoy en casa, solo, para cenar. Es
más, decidí, elegí, cenar en casa. Seguramente Ella sabe por
qué...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario