Hace tiempo que venimos
organizando el viaje a Salta. La fecha, en cambio, se terminó
definiendo a último momento. Y finalmente salimos un 23/1 para
volver, si todo se da de acuerdo a lo planeado, el 1/2 a la noche. En
algún momento pensé que íbamos a volver el domingo 3, por lo que
saber que llegamos el viernes me alegró al poder participar de la
Fiesta de Ntra. Sra. de la Candelaria el 2/2 en Floresta. ¿Y por qué
me alegró?.
Soy devoto de varias
advocaciones de la Virgen María.Y más allá de explicaciones
teológicas, sabiendo que es la misma, hay algunas que son más
cercanas a mi corazón: Luján, Guadalupe e Itatí, principalmente.
También Ntra. Sra. de la Salud y Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro.
Por recuerdos valiosos y hermosos, la Virgen del Milagro. Y desde
hace algunos años rezo cada día: “Madre del Pueblo. Rogá por
Nosotros”. Pero con el pasar de los años fui descubriendo la
presencia cada vez más importante en mi vida de Ntra. Sra. de la
Candelaria.
En 1997, con Mary, siendo
amigos, varios domingos a la noche íbamos caminando hasta La
Candelaria para participar de la Misa y, al finalizar, volvíamos
caminando. Lo hacíamos porque por allí vivía Vale, nuestra mejor
amiga por entonces. Solíamos ser 4, con la presencia de Mauro,
nuestro mejor amigo de aquellas épocas, y pareja de Vale a la vez.
En 1999, ya de novios,
estando en 5to año, Mary fue catequista de preparación para la
comunión en Candelaria. Creo que la invitó una compañera de curso,
del Espíritu Santo. Lo cierto es que fue una experiencia muy linda
que ella valoró mucho. Recuerdo haberla acompañado a misa muchas
veces y, obviamente, el día de la Primera Comunión.
En agosto de 2010 hice mi
primera suplencia de unos meses en la secundaria del Colegio de La
Candelaria. Al año siguiente, 2011, trabajé otros tantos meses en
la primaria. Durante 2012-2013 volví como Director de Estudios en
nivel medio. En 2016 estuve la primera mitad del año en el Equipo de
Orientación Escolar. Y en 2019 será mi quinta etapa, mi 5to
regreso. Como un volver a casa, a uno de mis tantos hogares. Es que,
como dice Tejada Gómez, “uno vuelve siempre a los viejos sitios
donde amó la vida”.
El 26 de junio de 2011
bautizamos a Nico en La Candelaria. Una de las razones fue “nuestro
altar”. Ese que se encuentra al fondo, ni bien entras, mirando el
altar mayor, a la izquierda, del lado del cole. Ese altar donde está
Santa Lucía, San Damián y Ntra. Sra de San Nicolás. Nicolás
Damián y Lucía, nuestros dos hijos, presentes. El altar que intento elegir cada vez que voy al templo.
En enero de 2013 nos
fuimos a Andacollo, Neuquén, con la parroquia. Ir a misionar, algo
que había marcado nuestra vida de fe cuando éramos novios, ahora se
hacía realidad como familia. “Ir a misionar”, en realidad, fue
un ir a compartir la vida y la fe, como comunidades hermanas.
El 2 de febrero de 2013,
el entonces Cardenal Jorge Bergoglio presidió la Misa por la Fiesta
de la Candelaria. Y en un momento único, inolvidable, Mary pasó
para la bendición de Lu y Nico. Y quien un mes después sería el
Papa Francisco, les impuso las manos. Años más tarde, el P. Julio,
quién estuvo en la Parroquia todos estos años de los que vengo
dando cuentas, y que en estos últimos años se convirtió en mi
acompañante espiritual (y más), me hizo llegar una foto de ese
momento, sacada vaya a saber uno por quién. La vio y me la mandó.
Y durante este tiempo
seguimos participando, como familia, de las Fiestas de La Candelaria
y también de San Cosme y San Damián. Y también, algunos años,
Miércoles de Ceniza, Semana Santa, Pascua, Navidad y Año Nuevo. En
algunas ocasiones, para la Fiesta de la Sagrada Familia. Pero nunca
tan intensamente como la última, el domingo 30 de diciembre de 2018,
pasando los tres, ya sin Mary físicamente entre nosotros, a llevar
las ofrendas. “Una espada te atravesará el corazón”, le
dijo el viejo Simeón a María.
Nuestra Señora de la
Candelaria es la Madre de la Luz. Elena y Lucía, los nombres de las
mujeres más importantes de mi vida, etimológicamente remiten a “la
luz”. “Ahora Señor, puedes dejar que tu servidor muera en
paz, como lo habías prometido, porque mis ojos han visto la
salvación que preparaste delante de todos los pueblos: LUZ para
alumbrar a las naciones y gloria de tu Pueblo”.
Y algo más. Cuando les
conté a Lu y Nico que volvía a La Cande, me dijeron: “¡buenísimo!
Vamos a volver a ver seguido a Fer, Sil, Cami y Rochi”. Porque la
vida compartida con gente querida siempre es más linda...
Y ya en el viaje, camino
a Salta, me llegó un mensaje de Sil recordándome que empezaba la
novena el 24, y con los horarios de misa. Mi respuesta fue la foto
del librito con la novena, y la ruta de fondo. Es que hacia fin de
año, guardando cosas de Mary, encontré en una cajita con recuerdos
ese librito. Y lo dejé en mi mesita de luz, para tenerlo a mano
cuando empiece la novena. Antes de salir, sabiendo que del 24/1 al
1/2 iba a estar en Salta, lo guardé en la mochila. Y hoy, jueves,
empecé la novena: “Madre buena de la Luz, tomanos de la
mano, iluminá nuestro camino, mostranos a Jesús”. Amén.
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