20 marzo 2019
Mañana es mi primer cumple,
desde que la conocí, sin Mary físicamente entre nosotros. El
primero después de 20 años juntos.
Van a ser 7 meses y 7 días
que partió de este mundo.
Y la extraño.
Obviamente. La extraño mucho.
Me hubiera gustado que
las cosas se dieran de otra manera, y en unos cuantos años poder
alegrarnos de envejecer juntos. Pero no se pudo. No se puede. No se
va a poder y nunca voy a saber porqué. Pero ante lo inevitable, el
mejor camino es la aceptación y la resignificación. No hay mucha
vuelta que darle.
Y en un cumpleaños, en
el aniversario del nacimiento, uno celebra la vida. ¿Puedo celebrar
la vida sin Ella? Cada vez que Lucía me insistía en armar el
festejo me angustiaba, no podía hablar porque se me quebraba la voz,
y unas cuantas lágrimas se asomaban en mis ojos. Se llama duelo. Es
un camino que lleva tiempo, un proceso de elaboración que voy
llevando bastante bien pero... en algunas fechas, en algunas
ocasiones, me permito flojear. Hasta el primer aniversario de su
partida hay días donde sé, donde registro, donde tomo conciencia
que es el primero de tantos sin Ella. Y ese ser “el primero sin
Ella” es una ocasión más para recordarla y, a la vez, intentar
sanar mis heridas.
Mary sigue estando, y no
sólo en fechas especiales. Seré por siempre el que soy porque fui
20 años con Ella. No es sólo recuerdo del pasado sino presencia
agradecida. Muchísimas veces me encuentro siendo mejor de lo que era
por haber compartido la vida con Mary.
Pero la vida sigue y hay
que celebrarla. Y hoy es mi cumple. Van 39 años de aquel 21 de marzo
de 1980 en que “ví la luz”. Y están Lu, Nico, la familia, les
amigues, y tantos proyectos, sueños que me invitan a seguir
caminando.
Hace exactamente 1 año,
en mi último cumple con Mary, ella me escribió en facebook: “Feliz
cumple mi amor!!! Cuántos cumplís no sé si decirlo, pero la
mayoría juntos. Gracias por ser mi amigo, mi compañero, mi sostén,
mi AMOR. Te deseo toda la felicidad del mundo ya que me conviene. Te amo y otra vez feliz cumple!!!”. Y ahora lo releo y
lloro. Qué difícil ser feliz sin Ella. A medida que pasa el tiempo
me voy dando cuenta que puedo, pero antes era más fácil, más
lindo. Y me angustia un poco saber que ese “la mayoría juntos”
era tan real hace un año, pero que en un tiempo dejará de serlo.
Tal vez.
Y del mensaje del año
pasado, el último juntos, salto 20 años para atrás para recordar
mi primer cumple con Ella. Dejo el relato, una vez más, como tantas
veces en este blog, en sus manos:
“El 21/03 fue tu
cumple y era la primera vez que iba a tu casa como tu novia frente a
tu familia grande y yo estaba muy nerviosa. Por suerte no se te
ocurrió hacer una presentación oficial porque no la hubiera
soportado. Igualmente escuché varias veces que se hablaba de mí o
no sé si era que yo estaba tan perseguida que creí que todo el
mundo me miraba. Esa noche cuando hubo menos gente, no sé cómo
todavía, nos pusimos a bailar lentos (EROS) en el medio del salón
con toda tu familia dando vueltas... qué vergüenza. A lo último,
ya se habían ido todos y quedábamos Mauro, Pipa, vos, yo y tu
familia durmiendo y no tuviste mejor idea que, para festejar, sacar
una botella de champagne rosado dulce o extra dulce no recuerdo. Yo,
con los nervios acumulados, el estómago vacío y con mucho sueño,
después de una copa y media me agarré una mamúa, como si me
hubiera tomado todo. Si se llegaba a levantar alguien yo no entraba
más a tu casa por borracha, pero todo salió bien y después de
algunos papelones llegué a casa con vos sana y salva.”
Y para el final, vaya a
saber uno porqué, dejo la carta que me dió en 1999. Algo que hizo
todos los años, cada año, y que esta vez, por primera vez en tanto
tiempo, no va a poder ser... como tantas otras cosas.
A pesar de todo, y porque
la vida vence a la muerte, el amor florece y la vida sigue
naciendo...
¡feliz vida para mí!.
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