lunes, 11 de mayo de 2020

De mesas, risas, besos y abrazos...

Corré, corré. El que llega último limpia la mesa...”, gritó Nico y salió rajando para lanzarse a toda velocidad sobre mi cama. Salí detrás de él y Lu llegó tercera. También me tiré en la cama y... me cayó la ficha. Abracé la almohada bien fuerte y hundí mis ojos que comenzaban a humedecerse. El último tiempo se había hecho costumbre en casa que, al terminar de comer, Mary arengaba con esa misma frase a los chicos para salir corriendo. Y yo solía quedarme, solo, levantando y limpiando la mesa. Lu y Nico lo disfrutaban muchísimo; y Mary más todavía. Y reviví su risa... Y recordé.
Días pasados me pasó algo muy fuerte. Algo más, sí. Estaba en mi pieza y escuché una carcajada. La escuché pero, en realidad, la sentí en todo el cuerpo. Y la reconocí. Era la risotada de Mary. Inconfundible. Y mientras mi mente y mi corazón divagaban, la volví a escuchar. Era Lu, desde su pieza, en videollamada con sus amigas. Increíble. Necesitaba contarle eso a alguien pero no supe a quién. Ella ya no está. ¿Y con quién más compartirlo? Entonces lo tuiteé. Algo suelto. “Ríe idéntico a su madre...”, creo que escribí. Como para hacer catársis. Realmente necesitaba decirlo, aunque parezca absurdo.
Y el domingo siguió con besos y abrazos. Por distintas razones. Por diferentes motivos. Con Mary bien presente, a su manera, para que sigamos siendo familia.

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