domingo, 21 de abril de 2019

Estás Resucitada...


Mi amor:

¡Feliz Pascua de Resurrección! Te lo digo y siento que cada palabra tiene sentido...
Estás Resucitada. Sos Feliz. Ya viviste tu Pascua. Lo creo. Lo sé. Lo vivo.
Ese mismo 14 de agosto lo entendí: "no está aquí, ha resucitado".
Lo creí toda mi vida, pero nunca lo viví con tanta fe como desde aquel día.
Y vos ayudaste mucho a que así fuera. Doy gracias a Dios por esa gracia.

Que lo crea, que lo viva, no quiere decir que no te extrañe.
Leí por ahí que extrañar no es estar vacío sino estar lleno de alguien que se hace presente a pesar de la ausencia. Y es así. Sé que estás. ¡Ojalá pudiera verte, abrazarte, besarte, escucharte... como antes! Pero eso ya no es posible. Y por eso te hacés presente a pesar de tu ausencia, y me lleno de Vos. Porque cuando los que amamos parten de este mundo dejan de vivir con nosotros para vivir en nosotros. Y vaya si lo sabré...

Anoche, en la Misa de Vigilia Pascual, lloré mucho. Fue una Semana Santa intensa.
Revivir esa pequeña luz venciendo a la oscuridad, ese gesto litúrgico que tantas veces compartimos...
Fui sin vela. Llegué justo, y ya no repartían. Al rato, me acercaron una... pero se la di a otra persona. Ya en el Templo, volvieron a traerme una vela. Y supe que eras Vos. Necesitaba tener esa vela encendida. La luz vence a la oscuridad, el amor vence al odio y la vida vence a la muerte. Y recordé algo que recé a fin de año... "La Mujer Vela": "Cuando presentía que se acercaba el final, porque se había consumido totalmente al servicio de la luz, identificándose con ella, dijo con voz muy fuerte y con profunda expresión de satisfacción en su rostro:- ¡Es Cristo... quien vive en mí!".



Cada palabra me llegaba de manera diferente. Hablar de la Resurrección de Jesús era hablar de tu Resurrección. ¡Y claro! Si vivís resucitada en Jesús eternamente...
Y pasé del llanto incontenible a la alegría que trae paz. Al cerrar su homilía, el cura leyó el comienzo de "Cristo Vive", la exhortación apostólica del Papa Francisco a los jóvenes. Y hablaba de Vos. Por eso me tomé el atrevimiento, teológicamente incuestionable, de cambiar el "Él" de Jesús por un "Ella" que me hable de Vos. Y dice así: 
"¡Ella vive y te quiere vivo!. Ella está en vos, Ella está con vos y nunca se va. Por más que te alejes, allí está Ella Resucitada, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Ella estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza."
Y sé que es así, porque lo vivo todos los días, cada día. Gracias.

Para ir cerrando esta cartita, de esas que tantos nos gustaba escribirnos, también te quiero agradecer esos tantos ritos que me dejaste para hacer memoria, para sentirte más presente. Y hoy, especialmente, quiero recordar uno: la Cruz de la Pascua. En abril de 1998, hace 21 años, y con menos de dos meses de noviazgo, participamos juntos de nuestra primera Pascua Juvenil. Lo vivimos con mucha intensidad y volvimos al año siguiente. En esa 2da Pascua Juvenil compartida quisimos hacer un gesto para recordarlo siempre. Al finalizar el retiro cada uno se llevaba una cruz colgando en el pecho. Nosotros decidimos intercambiarlas: vos te llevaste la mía y yo la tuya. Durante nuestro noviazgo, cada vez que nos extrañábamos, poníamos esa cruz sobre nuestro corazón para sentir la presencia amorosa del otro. Una vez casados, al dormirnos juntos, despertarnos juntos, compartir la vida, decidimos guardar esas cruces en las cajas de nuestros recuerdos. Al mes de tu partida, decidí abrir las cajas de los recuerdos. Y allí encontré, reencontré, esta Cruz de la Pascua. La misma que aparece en la imagen que encabeza este posteo. La misma que llevo siempre en mi pecho, nuevamente desde aquel día. La misma que tomo entre mis manos y acerco a mi corazón cada vez que te extraño. La misma que me hace experimentar a cada momento que ya estás Resucitada...

La Cruz ilumina nuestro Amor

Y Vos vivís Resucitada para Siempre

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